El temor al espionaje de los coches chinos abre una nueva guerra entre Washington y Pekín
La orden presidencial podría afectar al ‘software’ a partir de 2027 y al ‘hardware’ en 2029
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Este 2020 es un año crucial para acelerar el logro de la igualdad de género
La verdad sea dicha, no hacía falta que Trump fuese a China para recordarnos que estamos en el ocaso de la supremacía norteamericana. Ya algunos morbosos lo sabíamos. Su retórica populista, prepotente, derrotista, su proveniencia del mundo de la “reality tv” y los tabloides neoyorquinos, su carrera empresarial dudosa y fraudulenta –y sí, hasta su peluca, símbolo de inseguridad, vejez y falsedad, de algo que fue y ya no vuelve sino en maquillaje, avisaba de cierto declive, cierta sobredosis de americanidad. Del ocio que se vuelve vicio, el entretenimiento que se convierte en política, el excepcionalismo que es más bien insularidad. Una decadencia que los que seguimos la prensa washingtoniana parecemos atestiguar en tiempo real, escándalo tras escándalo, día tras día.
La policía de Pekín ha detenido a 67 personas que han participado esta semana en una inusual manifestación en las calles de Pekín, en la que protestaron por el cierre de un fondo de inversión del que forman parte y que las autoridades consideran una estafa piramidal, ha informado este jueves la prensa oficial.
Después de que el Samsung Galaxy Note 7 pusiera los focos sobre las baterías de los móviles y su excesivo nivel de sobrecalentamiento, lo que producía su combustión espontánea, un hecho similar ha tenido lugar en Australia, cuando en un vuelo los auriculares de una mujer han estallado en llamas.
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