El Papa emérito recuerda que su antecesor Juan Pablo II había organizado de tal manera estas jornadas de la juventud que “la presencia física de un Papa era indispensable. No se podía pensar en una conexión televisiva o en otras formas respaldadas por la tecnología”. Benedicto XVI estaba seguro, dice en otro momento de la entrevista, de que su sucesor ” iba a llevar igualmente a buen término mi iniciativa”.
Reconoce que experimentó “los límites de la resistencia física” durante el viaje a México y Cuba. “Sobre todo, me di cuenta de que no podía afrontar en el futuro los vuelos transoceánicos por el problema del huso horario”, ha afirmado. “Naturalmente hablé de estos problemas también con mi médico, el doctor Patrizio Polisca” porque “se hacía claro de este modo que no estaba capacitado para participar en la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro en el verano”.
La renuncia de Benedicto XVI al pontificado se hizo pública el 11 de ferbrero de 2013 por él mismo, en un hecho insólito. Se puso entonces en marcha el proceso para elegir a un nuevo Papa, elección que se produjo el 13 de marzo en la persona del argentino Jorge Mario Bergoglio, que adoptó el nombre de Francisco.