
Le Pen contra la civilización
Marine Le Pen, presidenta del Frente Nacional, tiene ya el programa con el que quiere ser la primera presidenta de Francia de la Historia. Éste incluye las siguientes medidas:
Marine Le Pen, presidenta del Frente Nacional, tiene ya el programa con el que quiere ser la primera presidenta de Francia de la Historia. Éste incluye las siguientes medidas:
Empieza a ser habitual que la muerte de una persona famosa levante una marejada de insultos e improperios en las redes sociales. No tiene la crueldad, en principio, nada de novedoso, salvo por el medio por el cual se propaga, lo que la hace más visible y acaso más contagiosa. El justamente llamado trol, perito en broncas y por lo común ignaro, es una expresión más del lado oscuro de internet, junto con la proliferación de embustes capaces de alterar el curso político de países enteros, y la generación de «cámaras de eco», donde se escucha sólo la reverberación venenosa de los prejuicios propios. Pero no sólo la red se llena de montaraces. El mundo físico es un lugar también cada vez más desabrido. Y para combatir la fealdad ideológica que entenebrece el siglo, se me ocurre que quizá sea hora de defender, en una audaz maniobra subversiva, la olvidada virtud de la amabilidad.
“Cuántos deberían seguir el vuelo de Carrero Blanco”. Las palabras que publicó en Twitter César Strawberry, cantante del grupo ‘Def con Dos’, le han valido una condena de un año de prisión por los tipificados delitos de enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas. La cita que abre corresponde sólo a una de las desafortunadas groserías que el rapero tuvo a bien compartir en lo que en aquel momento constituía para él un espacio público de discusión.
El Foro Económico Mundial ha propuesto en Suiza, a estas alturas del año, lo que ellos han bautizado como los riesgos globales del 2017.Son dos: la exclusión social y la desigualdad. Si bien es cierto que no hay que tener vocación ni de vidente ni de futurólogo –ni de politólogo- para sugerir o apuntar que estos dos males serán las principales adversidades y miserias por las que habrán de pasar miles de personas nacidas en este siglo y el pasado, nunca es grato que recuerden, tan pronto, cuál es la coyuntura que nos espera. Que irremediablemente nos espera. Pero nada de esto nos llama verdaderamente la atención: no son más que predicciones ya supuestas, un poco de saber dónde estamos, y listo. Lo que sí reclama el asombro, o al menos la cuestión, es el trato, el nombre, que concedemos a la pobreza: exclusión social.
Existe un método infalible para averiguar cuánto hay de propaganda, mentira y autoengaño en la opinión de alguien. Sólo es necesario preguntarle al opinador qué cantidad de dinero estaría dispuesto a apostar por ella. Cuando el lunes de la semana pasada Anis Amri estrelló un camión contra la multitud que se encontraba en un mercadillo navideño berlinés, una muchedumbre de conspiranoicos se apresuró a acusar de islamofobia, xenofobia y por supuesto fascismo a los que insinuaban la posibilidad de que se tratara de un atentado terrorista islámico.