
El PP se reconoce
El PP, en fin, de momento se reconoce. Ahora falta que lo reconozcan los ciudadanos, a los que Casado no podrá dirigirse con los mismos trucos sentimentales, guerreros, privados, del otro día. Pero todo a su tiempo. El pequeño y joven Casado acaba de terminar con algo que parecía eterno: el marianismo, que era como el culto druida a un árbol con cara de viejo.