El objetivo de Bruselas es doble. Por un lado, ampliar las actuales reglas de protección a todos los proveedores digitales, y abrir nuevas oportunidades de negocio. Además del consentimiento previo de los usuarios para la explotación de sus datos, otra de las medidas se refiere a las ‘cookies’, ficheros que recaban datos de los internautas, desde el idioma utilizado hasta el historial de compras, que pueden tenerse en cuenta para proponer determinada publicidad. Bruselas plantea que los internautas decidan una sola vez, cuando acceden a un navegador de internet, el nivel de protección que desean respecto a estos ficheros.
Respecto al ‘spam’ y al marketing directo, los usuarios deberán dar su consentimiento para recibir informaciones comerciales no solicitadas. Los proveedores de servicios de telemarketing deberán, además, mostrar su número de teléfono o utilizar un prefijo especial que los identifique. Para la directora general de la Oficina Europea de Unión de Consumidores, Monique Goyens, «esta reforma representa la ocasión de abordar el problema extendido del rastreo en línea». «Los consumidores deben contar con una alternativa a una vigilancia comercial las 24 horas al día cuando utilizan los servicios digitales», añadió.
Las medidas, que los gobiernos nacionales deberían desarrollar, podrían estar en vigor en mayo de 2018, tras el visto bueno de la Eurocámara y del Consejo Europeo, que representa a los 28 países del bloque. Estas medidas se enmarcan en el objetivo de Bruselas de crear un mercado único de datos en un bloque de unos 510 millones de personas y que, según el ejecutivo comunitario, podría alcanzar los 84.000 millones de euros en 2020.