«En este momento de miedo e incertidumbre, que exige gobernar la complejidad, se trata de sacar todo el partido posible a la gobernanza multinivel»
«Que nadie se engañe: no sabemos cómo será el mundo ni en 2070 ni el mes que viene»
«Los datos son oro puro en manos, por ejemplo, de las aseguradoras a la hora de establecer primas ante las que el usuario no tiene margen de negociación y restringiendo su capacidad de elección»
Uno de los desafíos permanentes a lo largo de la historia ha sido el de medir y cuantificar las cosas. Detrás de herramientas tan rutinarias pero sofisticadas como el sistema métrico decimal o el diseño del Producto Interior Bruto hay toda una lucha atávica del ser humano contra la abstracción abrasiva de una naturaleza enigmática. Una realidad que trata de comprender, mensurar, utilizar y transformar. Desde el sextante de un viejo barco hasta el medidor geiger de una central nuclear, todos los instrumentos de medición obedecen a ese mismo impulso.
La política –liberal, conservadora o progresista – ha tenido siempre como uno de sus atributos más nobles la capacidad de abrir el horizonte de los ciudadanos, llevándolos de lo particular a lo común. Los partidos necesitaban dar con elementos compartidos y llegar a acuerdos para definir objetivos y estrategias compartidas. Fuera por convencimiento o necesidad electoral, los políticos se veían obligados a reflexionar y hablar del “bien común”.