Los artículos publicados por la BBC y The Guardian sobre la idea de Harari señalan los principales características de esta evolución: por supuesto los humanos seguirán existiendo, pero probablemente serán muy distintos a nosotros, de la misma forma que nosotros somos distintos a los neandertales y estos de los chimpancés. La vida evolucionará con el diseño de la inteligencia y romperá con el reino orgánico para pasar al inorgánico, lo que significa que no se tratará de una evolución por selección natural, sino basada a partir del diseño de dicha inteligencia. Uno de los factores que el autor señala como clave es el hecho de que en la actualidad, nuestro comportamiento puede procesarse para saber lo que queremos antes de que nosotros mismos nos demos cuenta, y este factor tiene el potencial de cambiar lo que significa ser humano. Hasta ahora, no sólo hemos conquistado la naturaleza, sino que también, aunque a paso lento, hemos comenzado a derrotar peores enemigos de la humanidad, como el hambre y la enfermedad. Sin embargo, según Harari, hemos logrado estos triunfos construyendo complejas redes que tratan a los seres humanos como unidades de información, y la ciencia de la evolución nos enseña que, en cierto sentido, no somos más que máquinas de procesamiento de datos. Mediante la manipulación de estos datos, podemos ejercer dominio sobre nuestro destino, o por otro lado, que la inteligencia artificial acabe dictando el mismo, lo que sin duda permite aventurar que los humanos serán algo diferente al Homo sapiens actual.