david martinez

Susana Díaz: vivir es decidir

“Se vive durante 20 años; luego, se sobrevive”, escuché defender una vez a Felipe González. Las preocupaciones de la vida adulta, la toma de conciencia sobre los aspectos más dolientes de la existencia -“envejecer, morir es el único argumento de la obra”, enseñó Gil de Biedma- nos estrechan el camino y lo condicionan todo una vez doblada la esquina de la madurez.

Feliz Mariano Nuevo

Feliz Mariano Nuevo

Acaba un año, otro empieza… y ahí permanece Mariano Rajoy, constante, entre la España que muere y la España que bosteza. Todos le daban por muerto hace doce meses, iba a ser la primera víctima del terremoto político que fragmentó el Parlamento y a lo máximo que podía aspirar era a facilitar, con su salida, la permanencia en el poder de su partido. Un año después, aparece como el líder nacional menos cuestionado, representa el polo de la estabilidad en la convulsa Europa y ha culminado una metamorfosis personal que le lleva a erigirse en el paladín del “diálogo” y el “acuerdo”, en el promotor resuelto de los pactos de Estado que deben reformar los agrietados pilares del sistema español. Es un Mariano nuevo, muy distinto del que aprobaba leyes orgánicas con el único apoyo del PP y huía obsesivamente del escaparate público.

Hernando & Hernando: The Plan

Hernando & Hernando: The Plan

“Freddy y Teddy” llamaban al tándem Rubalcaba-Zaplana en los años en que ambos lideraban a PSOE y PP en el Congreso. Era el tiempo de esplendor del bipartidismo, cuando el tercer grupo parlamentario tenía diez escaños y no podía ni imaginarse una alternativa viable a los dos grandes. El “turnismo”, por decirlo con palabras de Pablo Iglesias, acaba de enterrar el ciclo aznarista para abrir el zapaterista en una España que crecía al 4% y vivía en la cresta de la ola del boom inmobiliario. Populares y socialistas afectaban un antagonismo feroz en el hemiciclo, pero sus portavoces mantenían mucha química en privado, despertando los recelos del resto de grupos, que acuñaron el citado término para ironizar sobre la relación Freddy-Teddy.

Votar contra Trump; votar contra Hillary

Votar contra Trump; votar contra Hillary

Estados Unidos decide mañana quién no será su presidente los próximos cuatro años. Las presidenciales de 2016 arrojarán un perdedor, más que un ganador, porque ninguno de los principales candidatos entusiasma a una parroquia capaz de decantar la balanza por sí misma. En ausencia de proyectos embriagadores, será otro el factor decisivo: qué opción despierta más recelo; quién de los dos, Hillary o Trump, resulta más irritante para una mayoría.

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