Sellos, sobres, papel y bolígrafo para escribir una carta. Tiempo invertido en adquirir estos materiales, tiempo invertido en dejar la carta en el buzón y tiempo perdido en esperar a que la carta llegue a su destino. El coste de enviar ahora una misiva parece un disparate teniendo en cuenta que hay distintos proveedores de correo electrónico que ofrecen este servicio de forma gratuita. Pero nada es realmente gratis. Un estudio de la Harvard Business Review ha estimado que, en la empresa del autor, enviar un email suponía un coste de 95 céntimos en fuerza laboral. Y hay empresas que llegado un momento, dejarán de dar sus servicios de forma gratuita si no obtienen beneficios por otra parte (Twitter sigue sin encontrar un modelo de negocio económicamente viable).