«Esta gente que echa gasolina sobre los instintos humanos para su propio beneficio megalomaníaco merece lo peor que pueda pasarles»
«Algo les costó aceptarlo a esos viejos que fueron niños de la postguerra y que siendo abuelos han preservado la escasez en la memoria y el ahorro como primer mandamiento, pero al fin asumieron que ahora les tocaba a ellos estar como nosotros les rogábamos. Encerrados»
Nuestras autoridades y el espíritu de los Boy Scouts: “Podremos con el virus”, “resistiremos”, “lo superaremos” y otros acordes
El cáncer que sufre la diputada de En Comu Podem Aina Vidal sobrevoló la sesión de investidura como una causa política
«Me acuerdo de mi tío descubriendo la lectura a raíz de su enfermedad. Me acuerdo de su boda en Ejulve, el pueblo de mis abuelos. Me acuerdo de mi tío llevándome a hombros en la Gran Vía de Zaragoza»
«¿Habrá una generación que sea la última en morirse?»
Desconocida sonríe cuando llegamos, nos da dos besos, pone la mesa junto a sus hijas, se levanta para ir al baño, habla como una más sobre su plato. Nada extraño en su conducta, que es la de costumbre. Parece una noche como todas las que han sido y las que vendrán. Pero en los postres Desconocida nos cuenta que su cáncer ha empeorado. La metástasis ha colonizado su cerebro de cincuenta y nueve años. Lo relata con sufrimiento, pero su rostro irradia calma
Siempre ha sido así: se me hace costoso, y hasta frustrante, materializar mis interioridades, volcarlas hacia fuera. Y es que en el caso del tímido este cisma tan humano —el de los dos hombres: el privado y el público— es abismal, mucho más lacerante.
A mi amiga Carlota le diagnosticaron cáncer de mama hace unas semanas, con treinta y un años. Comienza su particular camino a través de la enfermedad, del que no me cabe duda que saldrá reforzada y feliz. Por desgracia, me he enterado de la historia por esa arma cargada de nostalgia que son las redes sociales, y ni siquiera por ese medio tan impersonal he tenido el arrojo para animarla en su travesía. Pero más allá de este detalle intrascendente, lo que más me gusta de las fotos que deja que observemos es que afronta este camino consciente del punto en que se encuentra. Este detalle sí es trascendente, diría que es incluso vital: el desconocimiento implica miedo, y es evidente, lo sé porque los años me han enseñado a detectárselo, que ella observa con valentía el futuro que le ha tocado lidiar.