Internet y la era (des)informática
«No podemos seguir pretendiendo que el mundo digital en el que pasamos tantas horas no es sino una inmensa ficción»
«No podemos seguir pretendiendo que el mundo digital en el que pasamos tantas horas no es sino una inmensa ficción»
Hace un par de semanas comí con unos amigos socialdemócratas. Tengo muchos amigos socialdemócratas. Casi todos, de hecho. Incluso yo mismo soy un poco, a mi manera, socialdemócrata -es mi manera de ser conservador y “de orden”, como esos católicos de los que habla Sartre, que son católicos precisamente para no tener que creer en nada.
Es la era de la ansiedad. Una ansiedad que nos habita y nos corroe como una carcoma. Una ansiedad que no nos abandona en ningún momento. Una ansiedad que se ha convertido en un reflejo condicionado. Y esa ansiedad se ha agudizado desde que en el año 2007 llegó la crisis económica
Todos sufrimos la tentación escapista en algún momento. En el espacio, creemos que todo irá mejor en un nuevo sitio lejano, quizá en el pueblo de la infancia en una casa encalada o en una cabaña artesanal como Walden, de Thoreau, o la torre de Montaigne.
Un grupo de científicos ha logrado aislar por primera vez, gracias a una nueva técnica, ADN humano y ADN animal de sedimentos sin osamentas fosilizadas, un avance que podría abrir una nueva ventana sobre la evolución humana y la prehistoria. El estudio, publicado este jueves en la revista estadounidense Science, se basó en el análisis de 85 muestras de sedimentos del Pleistoceno, un período comprendido entre 550.000 y 14.000 años antes de nuestra era, obtenidos en ocho cavernas de Bélgica, Croacia, Francia, Rusia y España.
Debido a que en los últimos dos siglos, la actividad humana –industria, agricultura y hasta la guerra–, han producido importantes cambios en las dimensiones estratigráficas –rocas– y cronológicas, en el año 2000, el químico atmosférico Paul Crutzen, ganador del Nobel en 1995, acuño y popularizó el término Antropoceno –del griego anthropos, hombre, y kainos, reciente o nuevo–. Desde entonces cada vez más expertos se atreven a apoyar, con pruebas científicas, la solidez de dicha afirmación. El Antropoceno inaugura un rápido cambio medioambiental desencadenado por el aumento de la población y del consumo. Éste coincidiría con la ‘Gran Aceleración’ de mitades del siglo XX, cuando se incrementó la actividad económica, el uso de recursos y la era nuclear desplegó sus alas. El impacto originado por las personas podría dejar huellas permanentes.»Muchos de estos cambios son geológicamente de larga duración; algunos irreversibles», advierten los científicos.
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