Sin una determinada imaginación dirigida hacia la excelencia y tamizada por la experiencia del pasado, es difícil que el hombre trascienda las limitaciones de su propio tiempo
«Debemos asumir que la universidad en Cataluña es hoy un cementerio de libertades»
Si a uno le gusta mucho debatir (levanto la mano), y por tanto lo hace a veces con gente de ideas más izquierdosas, pero también más derechosas que uno mismo (mantengo la mano levantada), es probable que haya notado cierto fenómeno. Es mucho más frecuente que tu contrincante izquierdista se aparte del tema concreto de debate
“El 65% de los alumnos van a estudiar carreras que no les servirán”, aseguraba Helena Herrero, presidenta de HP España, durante el pasado Mobile World Congress. Quizás creyera que estaba revelando una verdad al mundo, pero sólo contribuía a la difusión de un lugar común. Repetía lo que ya venían diciendo tanto el Foro Económico Mundial de Davos, en su informe The Future of Jobs, como cientos de personajes del mundo de los negocios y de la educación.
Varias de las niñas secuestradas en 2014 por los terroristas nigerianos de Boko Haram están siendo utilizadas ahora como escudos humanos para evitar ataques aéreos, según ha informado el comandante Lucky Irabor, que lo acreditó mostrando varias imágenes aéreas grabadas durante una operación militar en el bosque Sambisa, al noreste del país. En ellas se observa a varios terroristas desplazándose junto a las crías.
Si es cierto que los ojos no mienten nunca, entonces la mirada de la joven pensativa dice que se encuentra muy lejos. Una interpretación sui generis del lenguaje no verbal expuesto por la chica de la fila 9 indicaría una melancolía fuera de lugar. Me arriesgo a afirmar que no está pensando en Aristóteles.
Con ellos empezó a despertarse el país. Contra el gobierno nacional, del PRI. Contra el alcalde, del PRD. Contra el ex presidente, que prometió apagar el fuego del narco y le echó petróleo, del PAN. Los tres partidos que se reparten el poder mientras el pueblo sufre y el país se hunde. Todos somos Ayotzinapa.
Me temo que, lamentablemente, aún no lo hemo visto todo. Pero el corazón del hombre, cuando está podrido o narcotizado, es capaz de las mayores fechorías y atrocidades.
Ahora que es la hora de entender que vivimos una guerra mundial y nadie se da cuenta, o quizá ya entendieron. Ahora que una niña llamada Ébola reapareció en el mundo, o la hicieron reaparecer. Ahora que nos olvidamos de las barbaries en Sudán del Sur para irnos a los asesinatos de estudiantes en el sur de México.