Si a uno le gusta mucho debatir (levanto la mano), y por tanto lo hace a veces con gente de ideas más izquierdosas, pero también más derechosas que uno mismo (mantengo la mano levantada), es probable que haya notado cierto fenómeno. Es mucho más frecuente que tu contrincante izquierdista se aparte del tema concreto de debate
Un día de agosto, hará diez años, y a punto de marcharnos al río, observamos un punto de sangre en el hocico de Lilu, que lucía completamente deformado por la inflamación. La perra se había pasado toda la mañana ladrando en el jardín, sin que nadie le prestara atención. Solo entonces acudimos al lugar al que había estado dirigiendo sus bramidos, para descubrir una víbora enroscada en un rincón.
Cuando, hace unos años, se instaló entre nosotros la crisis económica, casi todos acudimos con interés a escuchar a los economistas. Esperábamos que nos explicaran por qué había sucedido lo que había sucedido y cómo salir de tal entuerto. Fue una época gloriosa para ellos: los periódicos reclamaban sus artículos, las radios les entrevistaban, incluso empezaron a aparecer en programas de máxima audiencia en televisión.
Dicen los estudiosos que cuando escuchas una canción que te gusta, se desencadena una especie de efecto escalofrío que nos conecta con recuerdos, sensaciones y que no sólo te conectan con todo lo bueno, sino que además es beneficioso.
Más que de asépticos números, la felicidad depende de emociones a las cuales empleamos una vida en domar. Ahora, quienes han rebasado en esto sus expectativas son las empresas de telefonía móvil. Otro cero más a su cuenta de beneficios.
Lo que nos faltaba. Si es que a perro flaco todo son pulgas. Ahora van los científicos de la universidad de Cincinnati, en Estados Unidos y con la mayor naturalidad del mundo dicen que tras largos y concienzudos estudios las personas guapas, bellas, bien parecidas, tienen menos posibilidades de contraer enfermedades.