Dejen salir antes de entrar
Los últimos días de clase, justo antes de empezar las vacaciones de verano, lo normal era volver a casa soñando despierto. Uno escribía sus planes sin necesidad de bolígrafo sobre las páginas en blanco de los meses de julio y agosto. Estos dos meses eran los meses más largos del año. La mayoría de los chavales de mi edad sabía que vería a Tarzán en la pantalla, pasaría una temporada en la playa, se aburriría a ratos, jugaría a la Oca y al Parchís y lograría ser más o menos feliz.