Los puristas podrán leer estas líneas y creer que hoy se ha puesto en cuestión la monarquía. El té y los scones se habrán servido como medicina a muchos que no entenderán al Londres de hoy. Nadie más fiel a esta noble institución que yo. Siempre he pensado en todo lo noble y grande que aporta la monarquía a la historia de nuestro gran continente, a pesar de ella misma. Desconozco si esa carroza de Harry y Meghsn al galope del Brexit hará que ya no seamos parte de lo que nos une y los británicos encuentren ese imperio que han creído perdido. No creo que hoy eso me importe tanto. Dejo el análisis a los expertos en geopolítica. Hoy escribo desde las entrañas sobre el obispo Michael Curry, que se ha descubierto como el stunning preacher 3.0 y entre todas esas pamelas…Stand by Me, que ha resonado por primera vez entre los muros del templo. En ese momento la BBC no ha querido enfocar a la Reina Isabel. Estaría pensando en si su padre levantara la cabeza qué pensaría o tal vez estaba emocionada porque al final el poder del amor ha hecho temblar hasta los candelabros. Esa Gran Bretaña ha salido a darlo todo por su querido y mimado Harry. Todos le vieron sufrir mucho y demasiado pronto. Le vieron con la mirada perdida. Aquel niño que no entendía nada detrás del féretro de su madre y que como un valiente no derramó ni una sola lágrima.
Dicen que «la mona, aunque se vista de seda, mona se queda», y esta MONArquía que tenemos lo está demostrando.
The King’s Speech, la famosa película británica de Tom Hooper, habla de las dificultades para expresarse de Jorge VI. El rey inglés padecía, por lo visto, una acusada tartamudez.
Todas las Navidades los españoles a la misma hora somos testigos directos o indirectos del soberano peñazo de discurso de nuestro Soberano.
Sería cosa mía, pero me pareció que este año había algo más de interés general por escuchar lo que tenía que decir el rey de un país roto, empobrecido, desanimado y expoliado.
El primer trago de estas fiestas ineludibles ya quedó atrás.
Leo atónita que el avión de las Fuerzas Armadas que utiliza su Alteza Real el Príncipe Felipe de Borbón se ha quedado en tierra debido a una avería en un alerón de la aeronave.