«Se empieza queriendo tomar el cielo y se acaba tomando una cámara fotográfica»
Sentimos que el Holocausto necesita ser representado, pero al hacerlo nos asalta la sospecha de que no hay imagen que lo pueda hacer sin degradarlo.
El 9 de noviembre de 1918, el socialdemócrata Scheidemann proclamó la república de Weimar. Se la conoce así porque fue en dicha ciudad de provincias donde se reunió la Asamblea constituyente que en el verano de 1919 adoptó la Constitución diseñada, en gran medida, por el eminente jurista Hugo Preuss.
Los puristas podrán leer estas líneas y creer que hoy se ha puesto en cuestión la monarquía. El té y los scones se habrán servido como medicina a muchos que no entenderán al Londres de hoy. Nadie más fiel a esta noble institución que yo. Siempre he pensado en todo lo noble y grande que aporta la monarquía a la historia de nuestro gran continente, a pesar de ella misma. Desconozco si esa carroza de Harry y Meghsn al galope del Brexit hará que ya no seamos parte de lo que nos une y los británicos encuentren ese imperio que han creído perdido. No creo que hoy eso me importe tanto. Dejo el análisis a los expertos en geopolítica. Hoy escribo desde las entrañas sobre el obispo Michael Curry, que se ha descubierto como el stunning preacher 3.0 y entre todas esas pamelas…Stand by Me, que ha resonado por primera vez entre los muros del templo. En ese momento la BBC no ha querido enfocar a la Reina Isabel. Estaría pensando en si su padre levantara la cabeza qué pensaría o tal vez estaba emocionada porque al final el poder del amor ha hecho temblar hasta los candelabros. Esa Gran Bretaña ha salido a darlo todo por su querido y mimado Harry. Todos le vieron sufrir mucho y demasiado pronto. Le vieron con la mirada perdida. Aquel niño que no entendía nada detrás del féretro de su madre y que como un valiente no derramó ni una sola lágrima.
Nuestro colaborador Víctor de la Serna reflexiona sobre la función del periodismo hoy en día, que andamos sumergidos en internet y sometidos a las amenazas de un mundo interconectado.
Francisco Granados ha aportado al juez del Caso Púnica nuevos documentos. Ahora suelta unas facturas de la Consejería de Justicia de entre 2003 y 2008, cuando era consejero Alfredo Prada, y dice que las facturas podrían ser falsas y haber servido para pagar los gastos electorales del PP. Lo de la corrupción en general es insoportable, y lo de estos corruptos como Granados que vomitan información a plazos es desesperante. Creo que este hombre nos está tomando el pelo a todos, además de considerar que su estrategia de defensa es calamitosa. Otra cosa es el corrupto que decide colaborar con la Justicia y cuenta la verdad, aportando las pruebas de que dispone. Pero en este hombre se percibe a distancia desde hace tiempo un afán de ajustar cuentas políticas que le resta credibilidad. Granados debería entregar de golpe, de una vez, todo el material que tiene para acreditar la mierda en la que vivían, el dinero que entre todos han robado, pero de golpe, de una vez, no a plazos, buscando con cada entrega debilitar a quienes fueron sus amigos y hoy son enemigos a los que quiere abatir a toda costa y sin escrúpulos, como no los tuvo para la mangancia a braga quitada.
Desde hace años y gracias al desarrollo tecnológico la planificación urbanística está dirigida a la construcción de ciudades inteligentes basadas en la optimización de los recursos y el uso de la tecnología para mejorar la vida de los ciudadanos. En su versión más extrema, algunos proyectos urbanísticos tienen como objetivo evitar, con la ayuda de algoritmos cada vez más sofisticados, todos los inconvenientes de la vida en común. Songdo, en Corea del Sur, o Masdar, en Abu Dabi, son dos de los ejemplos más conocidos de lo que algunos han llamado Ciudades Utópicas.
El columnista David Blázquez valora los primeros meses en el poder de Donald Trump en la presidencia de los Estados Unidos, con las promesas cumplidas y las desestimadas.
Hasta las almas más concupiscentes encuentran el justo medio, el sosiego, la virtud. Así le ha sucedido al príncipe Harry, de quien han anunciado boda con la actriz Meghan Markle. Será el próximo mes de mayo de 2018, en una fecha que es metáfora de la nueva luz, del estreno, del despojar, del renacer, por aquello de la estación en que se encuentra, por aquello de la primavera. Yo en el príncipe Harry, ya digo, también veo esa especie de purificación, de renovación de uno mismo: del eterno enfant terrible –siempre más niños que terribles- a un ciudadano de vida doméstica, estable, alejada de los excesos y de las polémicas que han ido marcando la caricatura de su persona, la máscara de su nombre. Las connotaciones del mes de la boda –sus sugerencias- y la personalidad de uno de los futuros cónyuges se conjugan en una extraña simbiosis.