Más que juzgar a quienes sucumben a la retórica del nacionalismo populista o de la ultraderecha, es necesario entender las razones que les conducen a ella
Prólogo del libro Por una Ley de Lenguas: Convivencia en el Plurilinguismo (Ed. Deusto, 2019) de Mercè Vilarrubias, ya a la venta, y que se presentará próximamente en Barcelona y Madrid.Este es un libro importante. Déjenme explicarles por qué.
El economista de la desigualdad Branco Milanovic ha acuñado un concepto verdaderamente útil para entender lo que está pasando: el de renta de ciudadanía. Con él quiere expresarse una realidad sencilla a menudo pasada por alto: así como las personas obtienen su bienestar de una serie posible –y en el caso más ventajoso, acumulativa– de rentas (del trabajo o del capital, pero también las de origen familiar o las que somos capaces de extraer de un particular talento con el que la naturaleza nos dotó), los ciudadanos resultan premiados o penalizados en su posición patrimonial según nazcan en un país rico o pobre. Es indudable que haber visto la primera luz en Europa, en algún momento posterior a la última guerra, devenga de por sí unas rentas que no están al alcance de la mayoría de aquellos que nacen en vastas porciones del resto del mundo. En un mundo desigual, nos dice Milanovic, la pregunta «¿A qué te dedicas?» es acaso menos relevante que esta otra: «¿De dónde vienes?».
Y ahora también Israel. Como si ellos jamás hubiesen sido inmigrantes. Justo el pueblo más nómada de la historia. Ahora también ellos encrudecen la ley para inmigrantes africanos sin visas válidas