«Hemos bajado del pedestal a los hombres y mujeres de ciencia, y ocupan su lugar unos portavoces de no se sabe qué con tanta cara como ideología»
Las tres guardan un sesgo que los une: son temas de índole política, sensibles temas de índole política
Nuestros antifranquistas de salón son unos personajes la mar de curiosos, porque su dependencia de Franco está atada y bien atada. En realidad, cada uno es un mini Valle de los Caídos unipersonal, en el que Franco está enterrado muy adentro: y de ahí sí que no lo saca ni Sánchez (Dios no digamos).
Arde Galicia, arde Asturias, y como cualquier otro fenómeno sobre el que se pose el ojo de mordor de la actualidad mediática, arde hasta consumirse la verdad sobre lo que ocurre. No es que la conozcamos con plenitud, sino que no importa en realidad cuál sea. Lo que cuenta no es lo que acaece, sino cómo recombinamos los elementos que nutren las noticias para trabar un relato que nos convenga.
-No creas a quienes dicen que puedes controlar tu vida, chico.
-Lo dicen a todas horas.
-Mienten.
-¿Siempre?
-Siempre, chico.
-¿Por qué?
-Si te convencen de que controlas tu vida, les das el poder de controlarte.