¿Y si Sánchez necesitase a Feijóo?
«El presidente no puede permitirse que en Cataluña se forme un gobierno independentista manejado por Puigdemont y todos los que serán amnistiados»
«El presidente no puede permitirse que en Cataluña se forme un gobierno independentista manejado por Puigdemont y todos los que serán amnistiados»
«Sánchez sacará al Estado de Cataluña y del País Vasco y el resto de los españoles seguiremos pagando cupos y pensiones y condonando deudas como imbéciles»
La ‘embajada’ en Europa Central organiza una exposición en Cracovia que resalta sus 10 millones de catalanohablantes
La concentración, a la que sí irán PP, Vox y Ciudadanos, se produce en mitad de las negociaciones de investidura
Ágatha Ruiz de la Prada es feminista, empresaria, aristócrata, fan de la movida y una de las diseñadoras más icónicas de España.
Ágatha Ruiz de la Prada es feminista, empresaria, aristócrata, fan de la movida y una de las diseñadoras más icónicas de España.
Dice Ágatha Ruiz de la Prada (Madrid, 1960) que ella se olvida de todo, pero la realidad es que recuerda perfectamente el click que la llevó con 15 años a querer dedicarse a «crear ropa feliz».
Dice Ágatha Ruiz de la Prada (Madrid, 1960) que ella se olvida de todo, pero la realidad es que recuerda perfectamente el click que la llevó con 15 años a querer dedicarse a «crear ropa feliz».
Esta entrevista terminó un día de octubre con lo que hoy se ha convertido en su principio. «La verdad es que yo me olvido de todo, de absolutamente de todo, de lo bueno, de lo malo. Tengo malísima memoria y creo que eso me ha ayudado una barbaridad».
El procés independentista es una construcción lingüística, o mejor, propagandística. Es como la peor cara de la corrección política, la que pretende -y fracasa al intentarlo- cambiar la realidad interviniendo simbólicamente en ella. El procés ha construido simbólicamente la independencia de Cataluña porque sabe que no la conseguirá realmente. Por eso pide el referéndum. El referéndum es el eufemismo que oculta que la independencia es imposible. Es una panacea que ha sustituido incluso a la independencia, al mito de la república catalana. Nadie parece pensar que es plausible un Estado nuevo, y por lo tanto depositan sus esperanzas en el referéndum. Al menos, poder votar, poder ejercer ese acto de indignación simbólica, ese acto expresivo. Qué ocurrirá el día después, no se sabe. Quizá no se quiera saber, como quienes votaron el Brexit sin saber que realmente podía ir en serio.
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