“Al igual que Patrick Harvie, yo también creo que las mujeres deberían tener el derecho a decidir, dentro de los límites establecidos por la ley, y que ese derecho debería ser defendido. Cuando una mujer decide abortar, y estoy segura de que nunca es una decisión fácil de tomar, el procedimiento debería ser seguro y legal”, ha declarado la primera ministra de Escocia.
En Reino Unido es legal el aborto a excepción de Irlanda del Norte, donde esta práctica está considerada un delito por el cual las mujeres pueden enfrentarse a la cadena perpetua, incluido en casos en los que la vida de la mujer corre peligro, ha sido violada o el feto tiene importantes anomalías que le impediría sobrevivir tras el parto. Westminster ha instado a modificar la ley adoptada por la Asamblea de Irlanda del Norte. Además de ser ilegal abortar en esta parte del país, las norirlandesas no tienen derecho a abortar gratis en el sistema nacional de salud cuando viajan a Inglaterra y tienen que acudir a la medicina privada, con una coste que ronda las 1.000 libras.