Hasta ahora los biólogos mostraban consenso al afirmar que había una sola especie con nueve subespecies. Sin embargo, los autores del estudio afirman que han descubierto claras diferencias genéticas entre las cuatro poblaciones de estos herbívoros de cuello largo. «Fue sorprendente descubrir que estas subespecies eran genéticamente diferentes, que no habían mezclado», declara Axel Janke, co-autor del estudio, en la revista National Geographic. ¿Cómo es posible que los biólogos no se hubieran dado cuenta de las diferencias de estas cuatro especies hasta ahora? Parte de la razón es que científicamente «la jirafa es una especie desatendida. Sólo se han escrito 400 trabajos científicos sobre las jirafas, frente a los 20.000 documentos sobre rinocerontes blancos (…) A pesar de su tamaño, la jirafa se ha pasado por alto por completo», comenta Janke, un biólogo evolutivo del Centro de Investigación de Biodiversidad y Clima de Senckenberg, Alemania. En los últimos 15 años la población mundial de jirafas ha caído en picado desde los 140.000 a alrededor de 90.000, lo que algunos científicos han calificado como una «extinción silenciosa».