Contaba con seis o siete años cuando, viéndome enseñoreado en el catre entre libros y cómics, me sentí invencible, inexpugnable, plenipotenciario. Desde entonces lo he sabido: leer en la cama nos convierte en dioses.
Contaba con seis o siete años cuando, viéndome enseñoreado en el catre entre libros y cómics, me sentí invencible, inexpugnable, plenipotenciario. Desde entonces lo he sabido: leer en la cama nos convierte en dioses.
David Foster Wallace es uno de los autores más influyentes de los últimos 50 años. Dejó novelas icónicas como La broma infinita, libros de cuentos maravillosos como Entrevistas breves con hombres repulsivos y reportajes para enmarcar como Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer. Encabezó una generación de autores en habla inglesa única, con nombres como Zadie Smith o Jonathan Franzen, y luchó contra la depresión durante 46 años de su vida, optando por quitarse la vida en 2008. Ahora se cumplen diez años de su muerte y le rendimos homenaje con un vídeo donde se explica por qué tantos cientos de miles de lectores amaron su literatura.
David Foster Wallace es uno de los autores más influyentes de los últimos 50 años. Dejó novelas icónicas como La broma infinita, libros de cuentos maravillosos como Entrevistas breves con hombres repulsivos y reportajes para enmarcar como Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer. Encabezó una generación de autores en habla inglesa única, con nombres como Zadie Smith o Jonathan Franzen, y luchó contra la depresión durante 46 años de su vida, optando por quitarse la vida en 2008. Ahora se cumplen diez años de su muerte y le rendimos homenaje con un vídeo donde se explica por qué tantos cientos de miles de lectores amaron su literatura.
David Foster Wallace se suicidó deprimido y sin medicación el 12 de septiembre de 2008. Tenía 46 años. Parece injusto comenzar a escribir sobre Wallace partiendo del final, si es que así comprendemos la muerte. Wallace tenía una escritura torrencial, compleja, profundamente apasionada. Su talento desbordaba y tenía un estilo tan particular que podría tildarse de wallaciano. Pocos escritores han tenido la capacidad de expresar los laberintos emocionales del ser humano como él; en su prosa y en su no ficción se encuentra su devoción por los rusos, por Kafka, por Pynchon. Incluso por Wittgenstein, un filósofo imposible.
David Foster Wallace se suicidó deprimido y sin medicación el 12 de septiembre de 2008. Tenía 46 años. Parece injusto comenzar a escribir sobre Wallace partiendo del final, si es que así comprendemos la muerte. Wallace tenía una escritura torrencial, compleja, profundamente apasionada. Su talento desbordaba y tenía un estilo tan particular que podría tildarse de wallaciano. Pocos escritores han tenido la capacidad de expresar los laberintos emocionales del ser humano como él; en su prosa y en su no ficción se encuentra su devoción por los rusos, por Kafka, por Pynchon. Incluso por Wittgenstein, un filósofo imposible.
Donald Trump es el presidente heterodoxo que defrauda a sus rivales: el magnate comete la extravagancia de cumplir cada una de sus promesas. Con la elección de Scott Pruitt, el magnate no enseñó su mano sino la baraja entera: escoger a Pruitt para dirigir la Agencia para la Protección del Medio Ambiente es escoger al lobo feroz para cuidar de Caperucita.