Leopoldo Abadía

Golpe en Burkina

Golpe en Burkina

Cosas en las que no aparece por ningún sitio la preocupación por su Patria. Deben pensar: «si ya tenemos a esos extranjeros que se preocupan, nosotros, a lo nuestro. Vamos a seguir jugando a soldaditos».

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He dicho personas. Y me interesa recalcarlo, porque cuando ves tantas personas juntas, todas desfilando, todas empezando con el pie izquierdo (por lo menos, así
lo hacíamos en la mili), todas cantando, porque así llevan el ritmo y todas
torciendo la cara a la derecha porque la tribuna del que manda está a la derecha, puedes llegar a pensar que aquello es gente, una masa y que allí, no discurre ni su padre.

Como en Brasil

Como en Brasil

Una vez acabado el artículo, me acuerdo de algunos políticos, o así; españoles, o así, que han decidido que ellos no obedecen, pero que sus súbditos les tendremos que obedecer a ellos.

El señor de al lado

9,79 segundos. Cuando se pone a correr, a Usain no hay quien le pare. Y cuando acaba la carrera, tampoco. Da vueltas, salta, llora. Mientras tanto, un cámara le graba. Imperturbable. Da las mismas vueltas que Usain, no salta, no llora.

No me gustan las bombas

Conozco personas a las que no les quiere nadie. A veces, presumen de eso, en vez de llorar y de preguntarse: «¿qué he hecho yo para merecerme esto?» Porque si se hicieran esta pregunta tan simple, podría ser que estuvieran dando el primer paso para convertirse en personas normales.

Los desayunos de Jesper

Esto de las drogas es feo. Y si es verdad que arrasan en Silicon Valley, se me caen los palos del sombrajo, y me da mucha pena, porque estos chicos, después de cientos de desayunos -Jesper lleva 6 meses, o sea, 180 desayunos más o menos- se habrán forrado de drogas inteligentes y no podrán con su alma ni con su cuerpo.

Se fueron a la playa

Se fueron a la playa

Lo de la playa de Marruecos produce todo. Lo peor, desesperanza. Viendo a esos menores, siempre habrá quien pregunte qué hijos vamos a dejar a este mundo. Ya se ve. Si todos son como los «menores detenidos», un mundo de asco.

¡Pobre niño!

¡Pobre niño!

¿A qué jugará ese crío cuando esté con sus amigos esta tarde? Luego cenará en familia, lavándose las manos, claro, y, en familia, los niños contarán lo que han hecho hoy. No me puedo -no quiero- imaginar lo que contará este niño ni la cara que pondrán sus padres.

El comerciante

El comerciante

Mientras escribo esto, él está trabajando en Siria para recuperar a esas personas y conseguir que puedan levantarse por la mañana, desayunar, comer, cenar, reírse, casarse, tener hijos. O sea, lo que se llama VIVIR.

Zapatero, a tus conventos

Dicen que, además de dedicarse a cultivar las facetas más espirituales, también son adiestradas en las artes marciales. O sea, más vale ser amigo de ellas, porque si te las encuentras en el otro bando, puedes tener un disgusto.

Cuatro cosas

Cuatro cosas

Gobernar debe ser difícil. Cuando las cosas van mal, muy difícil. No se puede decir que las cosas le hayan ido bien a Mariano en las últimas elecciones. Es lo que tiene la democracia, que unas veces, en las urnas, hay más papeletas a tu favor y otras, menos.

Tengo la llave

Tengo la llave

La noticia habla de mí, y me hace ilusión. No habla de mí con nombre y apellidos, sino metido en un grupo. Las estadísticas tienen ese inconveniente. O una ventaja, según cómo lo mires.

Suposiciones buenas

Otro avión. 162 muertos. Más restos. Más malas noticias a añadir. Por nuestra parte, peligro de endurecimiento interno, sobre todo si las desgracias ocurren lejos. Parecen como más pequeñitas.

Los riesgos del príncipe

Los riesgos del príncipe

Ser Príncipe debe ser difícil, porque no eres “ni chicha ni limoná”. Ni eres Rey ni eres un señor de la calle. Como es natural, yo no he sido Príncipe nunca ni nunca lo seré. Pero si fuera amigo del Príncipe Guillermo…

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