«La Sesión de Control gravita sobre la negociación con los independentistas, alejada del Congreso y encajonada en La Moncloa»
«¿Es verosímil creer que una mayor visibilización del catalán puede, aunque sea mínimamente, combatir el clima de odio que existe en Cataluña?»
La única forma de corregir en el Congreso la pasividad de los españoles es que Ciudadanos asuma el reto por el cual se fundó, decida entrar en un Gobierno con Pedro Sánchez, y se traslade de una vez por todas la imagen de que el Estado está unido ante los grandes retos, como es el auge del nacionalismo catalán y vasco.
Pero a partir del 6 y 7 de septiembre quedó demostrado que tampoco creen en el principio de respeto a las minorías que define a cualquier democracia
Podría ser el argumento de una novela de Milan Kundera ambientada en una democracia posmoderna: un cómico interpreta un sketch en un programa satírico de televisión.
La Fiscal General del Estado, a quien llamaríamos “la fiscala” con un lenguaje inclusivo, ha dado su opinión sobre las manchas amarillas en el espacio público: ocupar el espacio público con símbolos gualdos, y retirarlos, son ambos actos amparados por la libertad de expresión. Bien está.
Una chica cualquiera camina un día cualquiera por un lugar cualquiera cuando se cruza un tipo en su vida para sesgarla con las manos.
No recuerdo si Sófocles registraba la estación del año en que se desarrollaba la acción de Antígona. Se me antoja pensar que era verano, porque en verano las plazas parecen más duras y las leyes más duras y el mundo un lugar menos propicio al acuerdo y no en balde decimos que es el sol quien hace justicia. Empecé la semana conmovido por el caso de Charlie Gard, que ya no está. Tenía once meses, era ciego, era sordo, y vivía entubado porque sus células se negaban a crecer y no quise seguir leyendo porque se me rompía el corazón. Hace unos días sus padres dieron por perdida la batalla legal emprendida contra el hospital pediátrico de Londres que les denegaba el permiso para trasladar a Estados Unidos a su hijo, donde quizá –sólo quizá- un tratamiento experimental podía hacer que Charlie salvara la vida, tuviera una. Una campaña en redes, merecedora de la atención de Donald Trump y el papa Francisco, había recaudado más de un millón de libras para pagar viaje y tratamiento. Pero los médicos estaban convencidos de que prolongar la vida del hijo era prolongar su sufrimiento. El juez dio la razón al hospital y autorizó que Charlie regresara al lugar del que tal vez nunca había salido del todo.