Correos 2084 (I)
«Cuando Saúl vio a Amanda se quedó tan embobado que casi la arrolla atestándole un tremendo golpe en la cabeza»
«Cuando Saúl vio a Amanda se quedó tan embobado que casi la arrolla atestándole un tremendo golpe en la cabeza»
Amanda el centro de gravedad donde orbitan hasta desaparecer los rostros pasajeros y las historias a medio contar
A veces parecía dormida y los niños que se reían al mirarla no apreciaban que estaba escuchando el sonido de sus pensamientos
«Entre dos que se gustan, el deseo se hace de carne»
«Abrió las piernas y se aferró con fuerza a los barrotes de la cabecera»
«Tanta elocuencia genera en Amanda una leve incomodidad, una especie de conexión entre su erudición y el despertar de su ira»
«Desde atrás, Saúl parecía fuerte e imparable, ajeno al mundo que lo observa mientras corre»
«Cada vez que un par de ojos la observa, le dan ganas de probar hasta dónde puede llevar el juego de la seducción»
«Esta noche le busco a él, uno que resulta tan fácil de conquistar como yo de ser conquistada»
«Había dejado la ropa amontonada en la orilla y ahora la arena la cubría»
«Me gustan los hombres que no sucumben rápido pero esto puede convertir el juego en una historia interminable»
«Gruñía cuando yo movía y ajustaba la cadera persiguiendo el gusto de su tacto»
«No se esperaba verle aquella tremenda erección. ‘¿Y esto?’, le preguntó con la inocencia de las curiosas»
«Sus caricias eran magistrales, una llave maestra que abría cualquiera de mis puertas»
«Ella quiere morderle el cuello y penetrar sus orejas; chuparle cada lunar y cada pliegue»
A mí me gustaba retarle a través de mis incompetentes bailes de fulana lerda venida arriba»
«Callados, se miraron. Fuera, el mundo estaba lleno de acción pero ahí dentro, el tiempo se había parado»
«El saxofonista se aproximó con la cara arrugada, tomó la foto y sus ojos se le abrieron como platos»
«Durante estos días, no hemos dejado de tocarnos. Horas interminables de caricias que se repiten impacientes»
«Me deleitaba manteniéndome cerca, poniéndole aún más nervioso y le miraba retante y cachonda»
«Las bragas solían evitar que todo tocara ‘eso’ pero ahora, ‘eso’ lo tocaba todo y la sensación era sumamente gustosa»
«Nos adentramos en un naufragio de almohadas empapadas y besos frescos que ardían en nuestro rostro»
«Observaba desde el balcón, con una lata de cerveza, una falda de vuelo y un cigarro, la llegada del primer hijo»
«Es entonces cuando Saúl cambia el tono, el verbo y la risa de un modo tal que me descubro sometida a su merced»
«No imaginaba a Saúl embelleciendo mi cuerpo con pinceladas ornamentales color cacao»
«Saúl la miró aún hocicado entre sus piernas y Amanda se revolvía para zafarse de su boca»
«La mujer fea la desnudó y se amorró a su coño. Le preguntó si prefería por dentro o por fuera, una pregunta curiosa que jamás se había parado a pensar»
«Suma a su lista el arquetipo del fontanero, el electricista, el butanero o cualquiera de esas profesiones que llenan el silencio de las cocinas»
«Ya no sé quién fui antes de descubrir que tus manos son las que deseo que se deslicen por mi espalda o tu boca la que me bese en cualquier esquina»
«Se retaron con las miradas, no saben cuánto rato, y la polla resbaló hacia fuera con el empuje de la carne cruda y fuerte de Amanda»
«Saúl el de las fotos, el del bar, el chaval de bolso cruzado, ahora resbalaba sobre su clítoris con un ritmo que no frenó ni el badén sobre el que saltaron»
«En la cama, abrazados unas veces y despegados otras, musitaban sin palabras el gusto del uno por el otro, de cuando el tú y el yo se convirtió en nosotros»
«Lanzó Amanda la mano hacia su espalda, se acarició el culo y buscó al final de su coxis la dureza mayúscula de la polla de Saúl»
«Suponía que al abrir las piernas a su vez los labios se separaban y todo su interior quedaba expuesto y exuberante; como en ese preciso momento»
Recuerdo cómo se mantuvo inmóvil, con los labios cerrados y los ojos abiertos, contemplando mis idas y venidas, mis intentos por pasar más allá.
THE OBJECTIVE conversa con la escritora argentina Clara Obligado, que reedita la novela erótica por la que fue galardonada con el Premio Lumen en 1996
«Toneladas de hombres volcaron a la vez su pecho sobre Amanda, que quedaba redimida, aplastada bajo la carne sudorosa de no sabía cuántos ni quiénes»
«La noche anterior Saúl avisó con escasos minutos de su presencia. Encontró a última hora un rato para escabullirse y le apeteció buscarla para cenar un poco de Amanda»
«Saúl se retorcía de gusto sin tocarle ni un pelo a ella. Con los ojos abiertos y postura de chulo al sol se mordía el labio bajo y ondeaba la pelvis»
«La humedad de su lengua me acariciaba el pecho con la sed de un cabrito recién nacido, con la dulzura de aquellos que miman los objetos muy preciados»
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