“Disculpen las molestias, pero nos están matando”
La imagen de Marcos Brindicci es bellísima, en una de las ciudades más apasionantes del planeta. El obelisco. El cielo gris oscuro, casi negro. Miles de paraguas para protegerse de la lluvia con un colorido apagado por la luz tenue de una mañana triste. Buenos Aires el “miércoles negro” que retumbó, sí, en todo el mundo. Los argentinos en la calle no contra el Gobierno, ni contra la corrupción rampante, ni contra los golfos apandadores que se lo llevan. No. Esta vez la multitud gritaba contra los asesinatos de mujeres, el feminicidio, y el lema es brillante: “Ni una menos, ni una menos”. Porque son muchas, en todo el mundo. Un éxito de la convocatoria. Al mediodía, miles de mujeres abandonaron una hora sus trabajos para protestar empapadas de dolor y de agua.