Queda muy bien de cara al público, la noticia de la desarticulación o detención de cualquier terrorista ya sea por parte del Cuerpo Nacional de Policía o de la Guardia Civil, pero nadie es consciente de la cantidad de horas de servicio, de escuhas, tronchas y vigilancias que hay que hacer.
Las guerras, al final, lo único que acreditan seguro, sin remedio, es lo inhumanos que podemos llegar a ser los humanos. La historia demuestra que no ha habido balas, ni misiles suficientes para acabar con una idea o una religión.