«Estamos entre el 23 y el 26 de octubre de 1977. En Los años que todo lo cambiaron Alberto Oliart rememora el episodio (por supuesto nacional)»
El próximo lunes 13 arranca Madrid Fusión. La influyente cumbre gastronómica internacional cumple este año su mayoría de edad en bastante buena forma, con una 18ª edición consagrada a la cocina esencial o, como explican sus organizadores, a esos “platos de aparente simplicidad que esconden reflexiones profundas en torno a las mejores materias primas”.
Suele pronunciar su nombre en estas fechas, cuando aún asoma el abrigo por la patita del perchero. Imagino que para cuadrar en los días de la primavera y el verano, en donde mayor afluencia de turistas se espera en las principales ciudades –con lo bien que se viaja en otoño y en invierno, sin aglomeraciones ni altas temperaturas-. Todo en ella está destinado al consumo y al comercio. Como siempre, mercaderes en el templo. Algo muy antiguo que pasa, embuste mediante, por el filtro de la novedad. Pero esto tiene siglos de vida, por mucho networking que nos propongamos. Vender y comprar, dar y recibir, comer y no morir, de eso se trata. Me refiero a FITUR, la Feria Internacional del Turismo, la cual se celebra en Madrid.