Hoy España es un hervidero. La puesta en escena de PODEMOS para quien le guste o no, ha conmocionado el escenario estático de una sociedad que decidió apostar al conservadurismo político para salir del atolladero en el que se encontró después de una frustrante guerra civil, de un Franco devastador y de un seudosocialismo fracasado. Pero esto está llegando a su límite.
No es posible decir que España va a cambiar ya, pero si podemos decir que los símbolos de estabilidad y aparente progreso ya han llegado a una fase de autodestrucción, que permite el emerger de nuevas propuestas y nuevas figuras, desvinculadas del origen de las cúpulas de poder ya existentes.
Hoy el español, está buscando alternativas, se ha agotado de los mismos, mientras su pueblo se desahucia, mientras los doctores comen de la calle o se van de un país que no ofrece tanto futuro como el español quisiera.
La próxima disputa por el poder estará centrada en lo viejo y lo nuevo, no por un asunto de edad, sino de ideas. Rajoy no tiene que hacer mucho, pero sólo negar el cambio es una tarea difícil con la poca moral con que se presenta hoy el PP e incluso el PSOE. PODEMOS será sin duda un dolor de cabeza, que desde un nuevo socialismo frustrará, absolutamente por seguro, las aspiraciones de Rajoy de hacer mucho para no hacer nada nuevo, en pocas palabras: pretender seguir gobiernando. O todos cambian o no cambia ninguno, ese es el futuro de España hoy y aunque existen dudas y temores lógicos, las sociedades que inician cambios difícilmente se detienen, a pesar de los Rajoy que existen en el mundo.