Muchos de los niños huérfanos del Congo se ven obligados a buscar protección y alimentos por ellos mismos, a veces teniendo incluso la responsabilidad de cuidar a sus hermanos más pequeños. Según denuncian ONGs y organizaciones internacionales, muchos de estos niños sin padres son reclutados por organizaciones armadas, y en un espacio dominado por la violencia, donde las violaciones formen parte de la cotidianidad, una gran número de niñas son arrastradas a la explotación sexual. Entre las escalofriantes declaraciones de los niños congoleños recogidas por la agencia Associated Press, el pequeño Moise Munoka, de siete años, explica con sus propias palabras el horror del contexto que le rodea: «Es un sitio malo porque hay guerra, problemas, la gente no se lleva bien, les gusta matar. Siempre hay muertos y sangre».