La marcha se ha descentralizado este año y la gente ha salido a las calles de Barcelona, Tarragona, Lleida, Berga (Barcelona) y Salt (Girona). En cada una de las ciudades se ha leído una parte del manifiesto en la que se reclamaba “la anhelada república catalana”. Al final del discurso los asistentes han levantado una cartulina amarilla al aire y la movían simbolizando un estruendoso latido del corazón de una futura República catalana.
De todas las figuras públicas que han asistido a la convocatoria, hay una que guarda especial significado por el precedente que marca. El presidente Catalán, Carles Puigdemont, se ha convertido en el primer presidente de la Generalitat que acude al acto independentista de la Diada. Puigdemont ha insistido durante esta jornada reivindicativa que la Generalitat seguirá con su proceso de desconexión del Estado, aunque su intención es buscar una solución pactada con el Estado. Esa posición volverá a escenificarse el próximo 28 de septiembre, cuando el Gobierno catalán se someta a una cuestión de confianza. Tras esa fecha, el presidente pretende seguir la ruta marcada hasta convocar unas nuevas «elecciones constituyentes» para después de la Diada de 2017.