Alerta en el Ártico por más de 100 incendios incontrolados por las elevadas temperaturas
Estos incendios son un fenómeno inusual por la latitud y la intensidad que tienen
Estos incendios son un fenómeno inusual por la latitud y la intensidad que tienen
Un nuevo informe difundido por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y divulgado en la 23ª Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 23) que tendrá lugar hasta el 17 de este mes en Bonn, Alemania, refleja como 2017 se ha convertido en uno de los tres años más calurosos de la historia desde que hay registros de temperaturas.
Además de las temperaturas, de las que Taalas ha dicho que “solo cuentan una parte de la historia”, los indicadores a largo plazo del cambio climático causados por la actividad humana también han crecido en 2016. “Las concentraciones de dióxido de carbono y de metano han aumentado hasta nuevos récords”, ha añadido Taalas.
Este aumento de las temperaturas, que ya batió récords también en 2014 y 2015, se produce el doble de rápido en el Ártico que en el resto del mundo, lo que está causando una gran reducción de los casquetes polares. “La pérdida persistente de hielo del mar está dirigiendo el clima y la circulación de los océanos en otras partes del mundo”, ha afirmado el Secretario General. El informe final de la OMM sobre el clima mundial en 2016 será publicado el próximo mes de marzo.
Esta aceleración de los plazos es una muestra de que actualmente los gobiernos están más concienciados con los efectos del cambio climático. Aunque la Tierra no sobrevivirá únicamente de buenas intenciones. El último informe de la Organización Meteorológica Mundial confirma que en 2016 se alcanzó el récord de concentración de dióxido de carbono tras superar 400 partes por millón, por lo que el mundo aún está lejos de cumplir el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global muy por debajo de 2.0 grados centígrados. La ONU recuerda que los gobiernos deben tomar medidas para implementar el acuerdo y antes de 2018 terminar el reglamento sobre medición, contabilidad y análisis de las acciones mundiales a favor del clima, que es necesario para la transparencia en la acción global. Asimismo, otro de los retos que establece el acuerdo es «reforzar el apoyo tecnológico y financiero a los países en desarrollo para que estos puedan construirse sus propios futuros sostenibles a partir de una energía limpia». Además, la sociedad, los ciudadanos, las ciudades, las empresas y los inversionistas también tienen el compromiso de «reducir las emisiones de carbono y apoyar a los gobiernos en su lucha contra los peligrosos efectos del cambio climático».
España es uno de los países que aún no ha ratificado el acuerdo, pese a que participó en la firma del mismo el pasado 22 de abril en Nueva York. El secretario de Estado en funciones, Pablo Saavedra, explicó que ya está «todo preparado» pero «no ha sido posible por parte de un Gobierno en funciones». Con la nueva formación de Gobierno, está previsto que en el primer consejo de ministros «ordinario» de la próxima semana, el Ejecutivo pueda elevar a las Cortes Generales su ratificación y que el Parlamento pueda tramitarlo «en el menor tiempo posible».
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