«Es espectacular, es verdaderamente asombroso, lo mucho que le quiere todo el mundo. De no creerlo, de verdad»
El mensaje que se envía adolece de un siniestro cariz plebiscitario: el apoyo de las masas bastan para ser amnistiado de un delito
«España ha evidenciado su liviano peso ante las instituciones comunitarias desde que Puigdemont, Junqueras y sus subordinados desafiaron el Estado de Derecho y la Constitución»
«Es ciertamente peligroso para la salud del proyecto que las instituciones europeas sean crecientemente percibidas como fuente de límites caprichosos según el tamaño del país involucrado»
Hay episodios que refuerzan la impresión que el proceso al Procés tramó, trama y tramará una telaraña legal y penal en ocasiones arbitraria para envolver lo que también está siendo juzgado pero que se pretende invisibilizar
«Se cierra definitivamente una fase del procés y se abre otra incierta en la que se agravará, probablemente, el desconcierto del nacionalismo catalán, cada vez más atomizado»
«Si el señor Junqueras no tiene de qué preocuparse, la democracia española va a tener muchos motivos de preocupación»
En el programa de sátira política de TV3, Polònia, se representa regularmente a los jueces del Tribunal Supremo como figuras casposas y con el crucifijo siempre a mano en esta suerte de nacionalcatolicismo 2.0 que es, para ellos, la democracia española.
Comienza a extenderse la sospecha de que el Gobierno podría indultar a los encausados del procés si finalmente el juicio se saldara con una sentencia condenatoria. Los rumores, sumados a las negativas del Presidente Sánchez a desmentirlo en sede parlamentaria, hacen crecer la indignación. Pero lo que debemos temer no es tanto la posibilidad de un futuro indulto formal, sino el proceso de indulto moral que comienza a advertirse.