«Sobre los cónyuges a veces no gravan los años, sino los metros, y conviene alejarse para acercarse»
«La reclusión tiene efectos en los afectos, pero en más de un sentido; si la pandemia dura lo suficiente, habrá que cambiar los votos: en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la cuarentena»
«Harían bien las parejas en ver State of the Union durante el confinamiento. Quizás no sirva para remediar lo inevitable, pero seguro que les vale para tomarse con humor las relaciones humanas y sus ridículas miserias»
Detrás de la inscripción de un anillo, puede haber una gran historia… o varias
Desde que nació mi tercera hija somos familia numerosa. Sin embargo, solo constamos en el documento que nos acredita como tal los tres niños y yo. El padre, que tuvo que entregar y firmar un documento en el que venía a decir que sabía el trámite que estaba haciendo y consentía, no consta como titular y, por tanto, es como si él no fuera familia numerosa. No es que los beneficios de las familias numerosas sean muchos: bono social para la factura de la luz y el agua, descuentos en el transporte y museos estatales, así como en matrículas en la universidad o mensualidades de actividades estatales.
Es domingo, todavía, mientras escribo esto. Esta mañana bajé a la calle en pijama y abrigo -ejecutando el sueño ese de parecer cívica aun sin ropa interior-, me pedí un café para llevar, compré tabaco y me senté en un banco con la boca abierta al sol, como las abuelas disfrutonas.
El asunto me parece delirante, pero ha despertado mi interés. Achacarle a Uber la responsabilidad de su divorcio, como ha hecho un ciudadano francés, y reclamar una indemnización de 45 millones de euros resulta de coña, sin conocer el detalle de la causa judicial. Dice el tipo que contrató los servicios de Uber desde el teléfono de su esposa, tras solicitar el servicio y cerrar la sesión, ella estuvo recibiendo notificaciones de sus viajes, el nombre del conductor y la hora de llegada, lo cual despertó dudas en la señora de posibles infidelidades, en un conflicto que terminó en divorcio.
Subjetivamente, yo tendría que estar muy a favor de esta estampa de dos olímpicos comprometiéndose en matrimonio ante los ojos innumerables del mundo. Por cuatro razones. Por defensor del vínculo, porque soy un romántico empedernido, porque defiendo, disfruto y difundo el prosaísmo sentimental en literatura y porque, de alguna manera, el gesto relativiza la medalla de plata que había ganado ella, la saltadora He Zi. Me paso la vida refunfuñando contra el absolutismo del deporte y ahí venía esta escena a decirnos que la auténtica medalla de oro es el amor. Oh.
Has conocido al hombre de tu vida. O eso deseas. Han pasado otros antes y todos te salieron rana, así que esta vez vas a esforzarte más y vas a guardar ese carácter tan fuerte con tal de preservar la pareja.