Ken Loach no es famoso por sus opiniones matizadas. Sus películas suelen ser siempre maniqueas, un bien virtuoso y perfecto contra un mal horrible y perfectamente identificado. Por eso no sorprende el artículo que ha escrito el cineasta británico en The Independent contra la banda Radiohead. Les acusa de blanquear el “apartheid” israelí al actuar en Tel Aviv. Para Loach, la decisión está clara: o estás con los oprimidos o con los opresores. Para los que no vemos el mundo con ese simplismo, el boicot cultural a Israel es una idea estúpida. Suele ser contraproducente, porque ataca a personalidades favorables a la paz y a la reconciliación. Es un acto narcisista e inefectivo que solo favorece a la derecha nacionalista israelí, siempre fomentando la idea del victimismo y de la amenaza exterior. Y suele coquetear con el antisemitismo: muchos antisemitas se esconden tras el concepto antisionismo. Los antisemitas vestidos de antisionistas confunden a todos los judíos con Israel. Loach, como muchos activistas anti-Israel, confunde el gobierno de Israel, y sus políticas, con todos los habitantes de Israel.