Melancolía. Es un soplo la vida y veinte años no es nada, que diría Gardel. Como en el tango, me sorprendo al descubrir que ya hace casi 3 decenios desde que Ruiz Mateos agrediera al exministro Boyer delante de las cámaras de televisión. Mayo del 89. Todo un suceso. El escenario, las semanas previas a unas elecciones al Parlamento Europeo. Los protagonistas, Ruiz Mateos y su agrupación de electores, artefacto hoy de moda para Manuela y Manuel. Desde luego, fue eficaz, porque logró dos escaños de golpe. Eso sí, a golpe de “que te pego, leche”.
Durante la retransmisión, Helguera hablaba de Zidane como si este fuera, antes que un ex compañero, un viejo compinche. Debió de aparecérsele el vestuario de Hampden Park: «De jugador era igual; mientras el resto nos bañábamos en la piscina, él seguía en el banco, sonriente».
Parece ser (no tengo tele) que TV3 pergeñó una promoción de la final de la Champions en la que se desgañitaba catódicamente a favor de la Juve. Sorprende en una televisión pública española teniendo en cuenta además que el Real Madrid es, según todas las encuestas populares, y nos consta que a los responsables de la CCMA (Corporació Catalan de Mitjans Audiovisuals) les gustan mucho las hacinadas consultas puerta a puerta, el segundo equipo de fútbol con más seguidores en Cataluña. Esto es: el Madrid mueve más pasiones que el Español o el Girona o el Nàstic. Es un dato. Un hecho. Una realidad que ningún medio de comunicación público debe pasar por alto a la hora de promocionar sus contenidos. Porque, Sanchis, aquí pagamos todos.
La polémica volvió a estallar durante la semifinal madrileña de la Champions poniendo de manifiesto, de nuevo, la imparable escalada de sentimentalización que se expande por el fútbol español. El origen estuvo en una pancarta que apareció en el fondo sur del Santiago Bernabéu. Ésta recordaba las copas de Europa obtenidas por el Real Madrid a lo largo de su historia, destacando las dos ganadas a su rival (Lisboa y Milán) con una frase que alimentó la discordia: “Decidme qué se siente”. Se puede discutir sobre la dudosa oportunidad de un tifo tan torpe como banal justo antes de un partido trascendental, pero acostumbrados – por suerte, cada vez menos- a los cánticos insultantes o a las múltiples referencias bélicas – que, incluso, se produjeron durante la misma eliminatoria-, esto no debería ser más que una simple nota a pie de página. Sin embargo, se rellenaron horas de tertulias en la prensa deportiva y se gastaron millones de palabras en discutir esta anécdota en las redes sociales.
No es nada fácil triunfar y, mucho menos, que reconozcan el éxito personal en un país como el nuestro. En España no es muy habitual, no se acostumbra al sentimiento de unanimidad para este tipo de parabienes sobre los logros ajenos. Los homenajes, pocos, suelen postergarse hasta la muerte del que aquí vivió y triunfó.
Me dijo un sabio del fútbol, que un equipo de fútbol se gestiona teniendo las patas del vestuario, la prensa y la masa social controladas. El Madrid de Florentino empieza a hacer aguas por las tres. Vestuario roto. Prensa enfrentada y la masa social dividida por la marcha de Iker.
No has sido el primero ni serás el último que ha tenido conflictos en el vestuario, es algo que conlleva el ser el líder del mayor club de la historia y no es nada sencillo.
UNICEF pide 2.700 millones de euros al mundo para ayudar a 62 millones de niños, 44 euros por cada vida. «Es mucho dinero».
Jornada de Champions como abrebocas, 3 golas por parte y parte. Un Barça que cada fin de semana se consolida más y un Real Madrid que en Champions parece imbatible, pero en Liga no tanto.