El Brexit suponía -para algunos- un desafío al establishment, pero lo cierto es que la campaña giró en torno a un tema central: la inmigración. Una gran parte del electorado británico mira con recelo a los inmigrantes, incluidos los comunitarios -y por ende los españoles-, y la victoria del ‘sí’ ha provocado una ola de ataques xenófobos y racistas a lo largo del país.
Lo que ha quedado claro, a nivel interno, es que el Brexit ha dividido por completo a la sociedad británica. Los datos del resultado final del referéndum demuestran cómo los mayores han terminado decidiendo el futuro de los jóvenes. Según la empresa de investigación de mercado YouGov, el 75% de los jóvenes de entre 18 y 24 años votaron por permanecer en la UE; de igual forma el 56% de las personas de entre 25 y 49 apostaron también por el remain. El 56% y el 61% de los votantes de entre 50 y 64 y más de 65 años, respectivamente, apostaron por el leave. Esa división también es clara por territorios: mientras que las zonas más rurales de Inglaterra y Gales votaron por el ‘no’, Londres votó mayoritariamente por seguir en la UE, así como Escocia, Irlanda del Norte y Gibraltar.
El primer damnificado por el Brexit fue quien propuso su celebración: el primer ministro David Cameron, que dimitió inmediatamente, dejando sitio para Theresa May. La nueva primera ministra ha asegurado que el país empezará a poner en marcha la salida de la UE en marzo de 2017, aunque no está claro que vaya a ser así ya que ahora parece que el Parlamento británico tiene la última palabra. ¿Se celebrará un segundo referéndum en 2017? ¿Habrá un ‘Brexit duro’ o será más bien blando? ¿Qué pasará con los millones de inmigrantes comunitarios? ¿Es el Brexit el inicio del fin de la Unión Europea? Las respuestas llegarán en los próximos meses.