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  • La ministra Cospedal admite ante los familiares del Yak 42 que el avión nunca debió despegar

    Es cierto que Defensa no les ha pedido perdón. “La palabra perdón no se ha sustanciado pero sí una clara intención de la ministra en esclarecer los hecho en los cuales se produjo una muerte violenta; se ha comprometido a investigar y vamos a confiar». Por primera vez en mucho tiempo, se han sentido reconfortados ante la actitud mostrada por la ministra Cospedal, que «ha escuchado las reflexiones de los familiares y les ha transmitido personalmente su apoyo y el compromiso inquebrantable con el recuerdo y la memoria de las víctimas por parte del Ministerio de Defensa, del Gobierno, y de toda la sociedad española», ha informado el departamento en una nota.
    Entre las peticiones que le han hecho está la búsqueda de documentos sobre el Yak 42 que desaparecieron tras el accidente y que ningún ministro de Defensa posterior a Federico Trillo ha sido capaz de encontrar. Cospedal se ha comprometido «a investigar pero no puede garantiza el éxito de esa búsqueda», ha informado la portavoz. «Que se plantee que en un Ministerio de Defensa no quede rastro de 43 vuelos internacionales en los que han volado militares» es algo difícil de creer para las familias de los muertos. Pero Cospedal les ha asegurado que va a «preguntar a todo el que haya tenido que ver con el Yak 42, y se pondrá a buscar esos documento que reclamamos desde hace 14 años por tierra mar y aire».
    “Nos dan igual las indemnizaciones”. Lo que quieren, han recordado, es que el Gobierno admita que hubo errores, que los militares avisaron del mal estado del avión y que no se impidió que volaran. “Si Defensa asume que se podía haber evitado el accidente, para las familias es oro moral y para España es limpieza”, subrayó uno de los asistentes. “Murieron por subir a un avión ilegal», añadió la portavoz. “Fueron a dar su vida por España y ahora es el turno de que España les responda con verdad, dignidad y justicia».

  • El frío castiga a miles de refugiados mientras las ONGs culpan a la ONU y la UE ​​por su nefasta gestión

    El gobierno griego, que tiene la máxima jurisdicción sobre las actividades del campamento, también ha sido criticado por no utilizar los casi 90 millones de euros de financiación a su disposición para mejorar adecuadamente las condiciones de los campamentos antes del inicio del invierno. Ninguno de los organismos y actores involucrados en la gestión de la crisis tiene el control general de todas las decisiones sobre la financiación y administración de los campamentos, permitiendo que cada una de las partes pueda distanciarse de la obligación de asumir responsabilidades. Según informa el diario The Guardian, la realidad dista mucho del contexto mostrado por ACNUR en los vídeos donde se enorgullece de su labor de habilitación de los campamentos para el invierno. Tal y como recoge el rotativo británico, tanto los propios refugiados como trabajadores de ONGs independientes denuncian que las comunicaciones de ACNUR contribuyen a ocultar la gravedad de la situación. Loic Jaeger, jefe de Médicos Sin Fronteras en Grecia, describió la situación como un fracaso: «Estamos indignados por las comunicaciones positivas que están completamente desconectadas de la realidad (…) nuestra sensación es que hay una disposición ahora, conducida por el hecho de que hay una cantidad masiva de dinero para intentar presentar la situación como si fuera ACEPTABLE. Pero no lo es. En las islas todavía no estamos comenzando con la habilitación para el invierno. En algunos lugares funciona bastante bien, pero en el norte de Grecia todavía hay gente durmiendo en tiendas de campaña en la nieve».

  • Se los debemos

    A mí, que soy hombre de consenso, me gustaría zanjar esta polémica diciendo que yo también estoy en contra de los malos deberes y a favor de los buenos. Pero mucho me temo que la polémica que nos ocupa no tiene tanto que ver con los deberes como con el pánico que todo buen demócrata siente ante la desigualdad, a la que no sabe concebir como nada más que como injusto privilegio. Y qué duda cabe que los deberes la evidencian de forma inevitable, si no es que incluso la causan ellos mismos.