Ritz

De ladrones y hoteles de lujo

De ladrones y hoteles de lujo

El personaje de Marcello Mastroianni en la inolvidable Rufufú lo decía: «Robar es un oficio duro. Hace falta gente seria, no como vosotros. Vosotros, como mucho, podríais trabajar». Y todo apunta que los cinco ladrones del Ritz de París no eran profesionales, no eran gente seria. La cagaron. Uno de ellos dejó caer en la escapada una bolsa con joyas y relojes. Aunque el personal alojado en el hotel las pasó canutas, sobre todo quienes estaban en la clásica cafetería y aquellos que apuraban los rayos de sol pese al frío en la terraza central dejándose ver, porque acojona ver a cinco tipos armados con hachas en un Ritz, ya se imagina uno que no son botones ni empleados de Recepción. Y los cacos no se habían enterado previamente de que las puertas traseras están bloqueadas, y tuvieron que pasarse el botín a través de una ventana, perdiendo parte de él. Tres de ellos han sido detenidos y todo apunta que los dos que lograron pirarse, uno en coche y el otro en moto, caerán pronto.

Sale a la luz una nueva teoría sobre la muerte de Lady Di

Sale a la luz una nueva teoría sobre la muerte de Lady Di

Las teorías sobre un posible atentado o un caso de asesinato quedaron relegadas a un segundo plano después de que se probara que el chófer del vehículo conducía ebrio durante el trayecto. Sin embargo, Pascal Rostein Bruno Mouron y Jean-Michel Caradec’h, los reporteros del diario, han escrito un libro con los detalles de la investigación, que apunta a que el verdadero origen del accidente estaba en el Mercedes.

Perejil con sangre

Perejil con sangre

Cuando a Susana le prepararon el Ritz como una mesa en el Orient Express con platería de Cleopatra, llevaba semanas de presidenta andaluza. Aún parecía ir con Griñán, su padrino difunto, en un colmillo o en un tarro. Ante el socialismo desmoralizado y el establishment temeroso del secesionismo, dijo lo que todos querían escuchar, incluso aunque ella votó aquel Estatut. Todavía no había gobernado, no había hecho nada, sólo heredar ese imperio de moscas que es Andalucía. Pero la tomaron por salvadora como tomaron por princesa a la florista de My fair lady: por atrezo, abanicazos de pestañas y frases sobre el tiempo aprendidas frente a una bocina o un loro.

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