Sanfermines

Las fiestas y el sexo forzado

Se ha convertido en una suerte de plaga. Ya casi no hay fiesta popular masiva en la que no se produzcan agresiones sexuales a mujeres que se arrancan al disfrute y terminan en el drama. Arranca San Fermín con el recuerdo de la repugnante “Manada” que abusó en grupo de una joven, presumió de ello y se lo tomo a coña. Ahora hay una campaña municipal que dice “Pamplona libre de agresiones sexistas”. Lo veremos. No es cosa de campañas, sino de educación, de principios. Y el problema no es solo nuestro. En Suecia han tenido que suspender el mayor festival de música por las agresiones sexuales que se han producido. Es en todo el mundo.

Ricos en fiestas

España tiene todo para ser un país cojonudo: playas, montañas, mar Mediterráneo por aquí, Cantábrico por allá, océano Atlántico por acullá, jamón serrano, aceite de oliva, vino, patatas bravas, un clima agradecido, gente guapa, música, arte, talento, sol y sentido del humor. Tenemos cultura. Una cultura gravada con uno de los impuestos más altos de Europa y menos valorada por sus políticos, una cultura que lucha por sobrevivir, pero que es la base del vivir.

Pobre de mí, pobre de mí…

Pobre de mí, pobre de mí…

Se acabaron los Sanfermines 2015, seguramente los más normalizados de las últimas décadas. Este año, los de UPN, no han tenido que gritar aquello de: ¡que vienen los vascos! ¡Porque los vascos ya estaban allí!

Una media y un calcetín

Una media y un calcetín

Vaya por delante que no he ido nunca a San Fermín y que tengo demasiadas cosas contra Hemingway. Yo soy más de Fitzgerald. Vaya por delante que asisto al espectáculo sanferminero cada año asomada con perplejidad a las fotos de los diarios.

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