A mí lo único que me interesa de la ropa es lo que encierra: la desnudez. El mundo de la moda me parece una de las mediocridades mejor premiadas por esta civilización pusilánime, acojonada, sin discurso, que se atrinchera en escudos estéticos porque le cuesta sudor y sangre desarrollar personalidad propia. Algunos iluminados han descubierto que con un par de plumas sobre el cráneo y una falda mordisqueada uno puede fingir que no es insignificante.
Pues sí, hay sequía. Sequía social. Un problema crónico que se adolece de manera horripilante en los medios de comunicación ya que, de manera consecuente, el periodismo es el reflejo de la sociedad.
Para causar terror por la supuesta alteración del clima por culpa de la humanidad, inventan que las borrascas son ciclogénesis explosivas y que cualquier viento es huracanado.