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Socialdemocracia: la izquierda optimista

Socialdemocracia: la izquierda optimista

Las primarias socialistas han resuelto un problema cardinal del PSOE: el liderazgo. Desde la incomprensible decisión de Rubalcaba de presentarse al congreso de Sevilla en 2012, todo ha sido transitorio e inestable. Y lo era en la medida en que Susana Díaz no competía. El líder del PSOE sería ella o alguien que compitiera contra ella. Es de agradecer que esta incógnita pospuesta se haya definido. Los resultados son tan contundentes dadas las expectativas contrarias, que Sánchez es ya hoy el líder indiscutido que nunca le dejaron ser. Desde ese año del congreso de Sevilla, el debate sólo ha girado formalmente hacia fuera, porque todo se jugaba dentro. En este escenario, no sorprende la victoria de Sánchez, que es justamente percibido como alguien que hizo lo que pudo con su partido en contra desde el primer día y evitó el sorpasso en un momento extraordinariamente complicado.

“La voz de nuestro pueblo”

“La voz de nuestro pueblo”

El Rey aún no tenía once años y no estuvo allí; no vio en directo lo que -discretamente- el Diario de Sesiones recoge: “los aplausos de la casi totalidad de los presentes se prolongan durante largo rato”, al inicio; y “los aplausos, prácticamente unánimes, se prolongan durante algún tiempo”, al final. Aquello fue en un histórico 22 de julio de 1977, cuando su padre, entonces un joven Rey, declaró: “la democracia ha comenzado (…) Ahora hemos de tratar de consolidarla”.

Ni tú a tu Elvis ni yo a mi Springsteen

Ni tú a tu Elvis ni yo a mi Springsteen

Ahora que la explosión permitirá el desbloqueo, caro Bernal, ahora que nuestra socialdemocracia apenas es nada más que un recuerdo disolviéndose donde habite el olvido, tal vez haya llegado el momento de arreglar lo nuestro. Porque al fin, si hubiésemos seguido enrocado en un “no es no” cansino, nuestra discordia podría acabar pareciéndose a una latosa charla de cascarrabias y en el geriátrico, ya ves, estaremos de acuerdo que mejor será dedicarse a comentar, como hacíamos con los poemas en hispánicas, batas de enfermeras (cuenta botones, imagina elipsis, piensa en la vejez sin jubilación). Bernal, tío, de todo ya hace demasiado. Ni leen en filología, a Pla lo manosea cualquiera, lo del bienestar es pasado y el rocanrol sólo es un país para viejos. Viejos como tú y como yo. Aceptémoslo. No podemos volver a cantar otra jodida vieja canción. Ni tú a tu Elvis ni yo a mi Springsteen. Ni cuero, joder, ni desgastados jeans.

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