Baranidharan Raman, profesor asociado de ingeniería biomédica en la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Washington en San Luis, ha recibido una subvención de $750.000 para realizar un proyecto que utilice el sistema olfativo de las langostas como base para desarrollar dispositivos de detección de bombas. La investigación tiene como fin crear detectores híbridos, ya que su base es biológica pero se incluyen complementos tecnológicos que recogen la información recibida por parte de los insectos. Según Raman, los sistemas de detección biológicos, como el olfato o las antenas de los insectos, son mucho más complejos que los dispositivos creados a partir de la ingeniería, y «por lo tanto, la comprensión del principio fundamental de procesamiento olfativo es necesario para hallar soluciones de ingeniería inspiradas en la biología». El profesor y su equipo han descubierto que la actividad neuronal en el cerebro de la langosta ante los olores se produce de forma muy rápida y dinámica, permitiéndoles identificar correctamente determinados olores en diversas circunstancias. Esta habilidad natural podría resultar de gran utilidad a la hora de detectar sustancias peligrosas, convirtiendo a los insectos en «dispositivos de detección química en miniatura».