Estados Unidos amanece cada 11-S desde hace 15 años con el dramático recuerdo y estruendo que dejó el primero de los cuatro aviones secuestrados, el vuelo 11 de American Airlines, que se estrelló a las 8:46 de la mañana contra la torre Norte de las Torres Gemelas de Nueva York. A esa hora todo un país ha guardado este domingo un minuto de silencio. Un recuerdo para no olvidar que además de muerte conllevó odio. Barack Obama recalcó en su última ceremonia de conmemoración del 11-S como presidente la diversidad de un país como muestra de fortaleza y no de división. Ante la «ideología del odio», ha dicho Obama, Estados Unidos debe reafirmar su «carácter como nación, como gente procedente de todas las partes del mundo, de cada color, de cada religión y de ascendencia diferente».
El 15 aniversario de los atentados de 2001 coincide en un año en el que la sociedad norteamericana está experimentando una profunda polarización como consecuencia de la dura campaña electoral en la que se han escuchado mensajes abiertamente xenófobos y racistas en boca del candidato republicano Donald Trump. Además, en los últimos años se han producido ataques a mezquitas tanto en Nueva York como en el resto del país tras los atentados de París y Bruselas, así como la matanza de San Bernardino y un club nocturno en Orlando, ambos perpetrados por musulmanes. Según una encuesta de CBS News, el 60 % de los musulmanes dice que sufre discriminación por razón de su credo, aunque formen parte de casi todas las comunidades del país, de las administraciones y de las propias fuerzas de seguridad.