Filipinas enterrará como héroe al ex dictador Marcos
Según informes realizados por organizaciones pro derechos humanos, durante el mandato de Ferdinand Marcos, unas 70.000 personas fueron detenidas, 34.000 torturadas y 3.240 asesinadas. Además, se abrieron contra él decenas de procesos judiciales por apropiación indebida de fondos estatales. El cuerpo embalsamado de Marcos permanece en una urna de Batac desde 1993, ya que la propia Imelda Marcos se negó a enterrarlo, exigiendo precisamente que ocupara un lugar en el cementerio de los héroes de Manila. Tanto Imelda, que sigue visitando a la momia de su difunto marido cada cumpleaños, como el resto de la familia del ex dictador, se han esforzado por limpiar la imagen del mismo asegurando por todos los medios posibles de propaganda que Marcos nunca aplicó la pena de muerte ni violó los derechos humanos a pesar de las evidencias. La vicepresidenta de Filipinas, Leni Robredo, miembro del partido de oposición ha declarado que «el rechazo de su familia a asumir la responsabilidad por las atrocidades del régimen es un insulto para el pueblo filipino», opinión compartida por grupos de población que han salido a las calles para manifestarse en contra de la decisión.
La Corte Suprema de Filipinas ha autorizado trasladar el cuerpo del ex dictador Ferdinand Marcos al Cementerio de los Héroes, a pesar de las acusaciones que le señalan como responsable de miles de muertes. La propuesta, promovida por el controvertido presidente Rodrigo Duterte, pone fin a décadas de controversia sobre si el dictador, muerto hace 27 años, merecía ser sepultado como héroe a pesar de ser derrocado en una rebelión popular en 1986.
Según informes realizados por organizaciones pro derechos humanos, durante el mandato de Ferdinand Marcos, unas 70.000 personas fueron detenidas, 34.000 torturadas y 3.240 asesinadas. Además, se abrieron contra él decenas de procesos judiciales por apropiación indebida de fondos estatales. El cuerpo embalsamado de Marcos permanece en una urna de Batac desde 1993, ya que la propia Imelda Marcos se negó a enterrarlo, exigiendo precisamente que ocupara un lugar en el cementerio de los héroes de Manila. Tanto Imelda, que sigue visitando a la momia de su difunto marido cada cumpleaños, como el resto de la familia del ex dictador, se han esforzado por limpiar la imagen del mismo asegurando por todos los medios posibles de propaganda que Marcos nunca aplicó la pena de muerte ni violó los derechos humanos a pesar de las evidencias. La vicepresidenta de Filipinas, Leni Robredo, miembro del partido de oposición ha declarado que «el rechazo de su familia a asumir la responsabilidad por las atrocidades del régimen es un insulto para el pueblo filipino», opinión compartida por grupos de población que han salido a las calles para manifestarse en contra de la decisión.