Adiós sostenibilidad, hola transformación sistémica
Politizar la sostenibilidad es tan absurdo como decir que un olivo es de derechas o que el agua del río es de izquierdas

Cada día escucho nuevas voces que coinciden en una idea: la sostenibilidad no es suficiente. Y los motivos principalmente son dos. No es suficiente porque, para muchos de nosotros, no explica bien todo lo que estamos haciendo las organizaciones en términos de transformación, innovación e impacto. Sostenibilidad es mucho más que medioambiente, normativa e incluso que ESG. Y no es suficiente porque es un concepto desgastado.
Según el informe The Marco Repor sobre nuevos consumidores, 8 de cada 10 españoles no creen a las empresas cuando hablamos de sostenibilidad por culpa del greenwahisng. Tenemos un grave problema de credibilidad, incluso cuando hacemos las cosas bien. Y esta crisis está empujando a muchas compañías a tomar la drástica decisión de no hablar de sostenibilidad. ¡Qué gran error! Porque lo que no se cuenta no existe.
«La sostenibilidad no explica todo lo que estamos haciendo en términos de transformación, innovación e impacto».
Mientras tanto, en el horizonte político europeo va tomando impulso el movimiento anti-green, alineado con la doctrina Trump y su batalla contra las renovables. En mi opinión personal, politizar la sostenibilidad es tan absurdo como decir que un olivo es de derechas o que el agua del río es de izquierdas. Si ambos elementos de la naturaleza pudieran mostrarnos su opinión, en una conversación kafkiana entre olivos, ríos y seres humanos, posiblemente nos dirían que les cuidemos un poco más o al menos les dejemos vivir en paz.
«Politizar la sostenibilidad es tan absurdo como decir que un olivo es de derechas o que el agua del río es de izquierdas».
Necesitamos mirar más allá de la sostenibilidad, en términos de amplitud. Entre otros motivos, porque es un motor de innovación social y empresarial. En nuestro caso, una escuela de negocios como Noaway que está especializada en transformación sostenible, hemos asumido como propio el desafío de enseñar a las empresas a conectar la sostenibilidad con la tecnología, con los retos globales y con el negocio, desde una mirada humanista y sistémica.
Comienzo a sospechar que nos hemos quedado cortos, que no hemos encontrado las palabras adecuadas para definir lo que en realidad hacemos. ¿Y si esa mirada sistémica, aunque sea profunda, analítica y curiosa, no fuera suficiente? ¿Y si en realidad necesitáramos mirar, sentir, hacer y transformar de forma sistémica? Al fin y al cabo, lo que buscamos es entender el Todo, en su conjunto, y conectar cada uno de los elementos que impactan en el comportamiento de la empresa. Entonces empezaríamos a hablar de la Transformación Sistémica de las organizaciones, no de sostenibilidad, ni de digitalización.
«La Transformación Sistémica empujará a las empresas a mirar más allá de la sostenibilidad o de la inteligencia artificial y a conectarlas».
La Transformación Sistémica empujará a las empresas a mirar más allá de la sostenibilidad o de la inteligencia artificial. Son transformaciones que se conectan en una Era de Transformaciones. Porque la tecnología sostenible no existe sin la sostenibilidad tecnológica, y viceversa. En la Transformación Sistémica todo está conectado: el propósito, la IA, la desinformación, la geo-estrategia, el cambio climático, la ciberseguridad, la economía de impacto, la re-generación, el amor, el negocio, la rentabilidad.
«En la Transformación Sistémica todo está conectado: el propósito, la IA, la desinformación, la geo-estrategia, el cambio climático, el amor».
A diferencia del resto de grandes transformaciones, la sostenible y, por ende, la Transformación Sistémica, tiene un elemento absolutamente diferencial que las hace únicas. Partiendo de la base de que todos, es decir, personas, empresas u organizaciones, tenemos un propósito común -cuidar nuestros entornos y mejorar el mundo- el principio de competencia no tiene cabida en esta transformación. No existe un competidor cuando hablamos de cuidar del mundo o dejar un legado a las generaciones futuras.
Y esto nos lleva a elevar el concepto de conexión. Se trata de formar parte de un sistema de elementos conectados, interdependientes, dispersos pero con un ingrediente común: un propósito universal. Por todo esto, le digo adiós a la sostenibilidad y doy la bienvenida a la era de la Transformación Sistémica.