Armenia vs. Azerbaiyán: Nagorno Karabaj y las claves del conflicto más antiguo del espacio postsoviético
El conflicto de Nagorno Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán ha vuelto a resucitar el fantasma de la guerra en el Cáucaso Sur tras graves choques armados en el territorio separatista que han causado varios muertos y heridos entre civiles y uniformados. ¿Cuándo se inició este viejo conflicto?, ¿podría estallar una gran guerra en la región?, ¿cómo afecta a Europa esta contienda? Te damos las claves del conflicto más antiguo en el espacio postsoviético.
¿Qué es Nagorno Karabaj?
Es un territorio montañoso de mayoría armenia dentro de Azerbaiyán que ha estado fuera del control de Bakú (capital azerbaiyana) desde hace décadas. Pasó a formar parte de Azerbaiyán en 1921 por decisión del Buró Caucasiano del Partido Comunista de Rusia. Antes de eso el enclave formaba parte de una de las provincias del Imperio ruso, donde, a principios del siglo XX, hubo sangrientos enfrentamientos entre los habitantes armenios y azerbaiyanos del territorio por motivos religiosos. La entrega del territorio a Azerbaiyán por las nuevas autoridades comunistas siempre provocó el malestar de la población armenia, que, de acuerdo a los censos, era ahí mayoría.
La República de Artsaj es una república independiente de facto, pero que existe gracias al respaldo armenio. Viven en ella unas 150.000 personas.
Punto estratégico: gas y petróleo del Mar Caspio
Esta región es un punto estratégico porque por ella discurren oleoductos y gasoductos que transportan petróleo y gas natural desde el Mar Caspio a los mercados mundiales y que pasan cerca del enclave disputado de Nagorno-Karabaj. Cualquier conflicto que se amplíe podría poner en peligro tanto a ellos como a las esperanzas de Europa de aprovechar la región del Caspio para reducir su dependencia de las fuentes de energía rusas.
Un enclave importante también para dos potencias internacionales necesitadas de esos recursos: Turquía, que apoya a Azerbaiyán y Rusia, tradicionalmente favorable a Armenia.
El origen del conflicto
El conflicto armenio-azerbaiyano se remonta a los tiempos de la Unión Soviética, cuando a finales de la década de los años 80 el territorio azerbaiyano de Nagorno Karabaj, poblado mayoritariamente por armenios, pidió su incorporación a la vecina Armenia. Las tendencias nacionalistas en Azerbaiyán y Armenia continuaron creciendo y en 1991 entre las dos repúblicas emergentes estalló una cruenta guerra por el control de Nagorno Karabaj que causó un millón de desplazados y unos 25.000 muertos.
Al término de los combates, las fuerzas armenias se hicieron con el control del Karabaj y también ocuparon vastos territorios azerbaiyanos, que llaman «franja de seguridad», para unirlo a Armenia.
Durante la guerra, en diciembre de 1991, en Karabaj se celebró un referéndum, durante el cual casi la totalidad de la población se pronunció a favor de la proclamación del territorio separatista como una república independiente. Sin embargo, la autoproclamada república de Nagorno Karabaj hasta el momento no ha sido reconocida por ningún miembro de la comunidad internacional, incluida Armenia.
Azerbaiyán sostiene que la solución al conflicto con Armenia pasa necesariamente por la liberación de los territorios ocupados, demanda que ha sido respaldada por varias resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Armenia, por su parte, apoya el derecho a la autodeterminación de Nagorno Karabaj y aboga por la participación de los representantes del territorio separatista en las negociaciones sobre el arreglo del conflicto.
La tregua y la «guerra de los cuatro días»
En 1994, entre las tres partes del conflicto -Azerbaiyán, Armenia y Nagorno Karabaj- fue suscrita una tregua, en una ceremonia que tuvo lugar en la capital de Kirguistán, Biskek, bajo el auspicio de Rusia.
Simultáneamente, en la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europea (OSCE) fue creado el Grupo de Minsk para el arreglo en Karabaj, copresidido por Rusia, Francia y Estados Unidos, que desde hace 16 años intenta sacar las negociaciones de un punto muerto sin grandes éxitos. A pesar de todo el esfuerzo de los mediadores, las partes enfrentadas no han podido llegar a un compromiso.
Tras varios años de una calma relativa en la línea de separación de fuerzas, en abril de 2016 en Nagorno Karabaj fueron registrados nuevos enfrentamientos que reavivaron los temores de un conflicto a gran escala y recibieron el nombre de la «guerra de los cuatro días». Durante esa escalada, murieron al menos tres centenares de personas en ambos bandos y varios centenares resultaron heridos.
Los choques constantes y el aumento de la escalada
En los últimos años los choques entre los dos países comenzaron a registrarse no solo en la zona de Nagorno Karabaj, sino también en la frontera estatal entre Armenia y Azerbaiyán. Durante estos enfrentamientos las partes emplearon no solo armas ligeras sino también artillería pesada y aviación.
Los choques en la frontera armenio-azerbaiyana dieron lugar además a conflictos locales entre miembros de las comunidades armenia y azerbaiyana en varios países, que se saldaron con peleas callejeras, guerras comerciales y un aumento de mensajes de odio en el espacio informativo.
Al mismo tiempo, la escalada registrada en septiembde de 2020 amenaza con convertirse en la más grave desde la firma del alto el fuego entre las partes, hace ya más de 25 años, al provocar una movilización general en Armenia, que se ha declarado garante de la seguridad de Nagorno Karabaj, una medida que no se produjo ni durante la «guerra de los cuatro días» de abril de 2016.
La diplomacia otomana de Erdogan
Mientras el presidente ruso, Vladímir Putin, solo entró en escena al hablar por teléfono con el líder armenio, Nikol Pashinián, el lunes Erdogan volvió a la carga al proclamar que «ha llegado la hora» de poner fin a la ocupación armenia.
En los últimos años Turquía también ha invertido grandes cantidades de dinero en repúblicas del Cáucaso Norte ruso con mayoría musulmana, como Chechenia, y en países de Asia Central como Kazajistán, a lo que hay que sumar su apoyo a los tártaros de Crimea en el mar Negro.
Ankara tuvo hace cinco años la oportunidad de normalizar las relaciones con Ereván en el centenario del genocidio armenio cometido por los otomanos (1915), pero optó por no reconocer el crimen en el que murieron 1,5 millones de personas.
Vídeo popular ahora en cuentas azeríes y turcas en redes sociales. Si a ello añadimos que periodistas turcos estaban desde esta mañana en la primera línea del frente, está claro que estaba bien planeado y gozaba del apoyo de #Ankara. pic.twitter.com/83oLMHCwOP
— Pablo González (@PabVis) September 27, 2020
Rusia, el gendarme del Cáucaso
La seguridad rusa en su flanco sur depende en gran medida de la estabilidad en el Cáucaso, hogar de tres países: Armenia, Azerbaiyán y Georgia. Nada más estallar las hostilidades, el Kremlin destacó que Rusia mantiene relaciones de amistad con ambos países enfrentados, pero la realidad es que solo Armenia es miembro de la postsoviética Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), que opera como la OTAN en caso de agresión exterior.
Además, el Kremlin reforzó su presencia militar en la zona al prorrogar hasta 2044 la permanencia de su base militar en Armenia, país que comparte 350 kilómetros de frontera con Turquía y 46 kilómetros con Irán.
Putin, quien no olvida que fue el conflicto en el Karabaj el que abrió en 1988 la caja de Pandora del separatismo en la antigua Unión Soviética, no dudó en recurrir en 2008 al uso de la fuerza para defender a otra república separatista, la georgiana y prorrusa Osetia del Sur. Dicha intervención y el posterior reconocimiento por Moscú de la independencia de Osetia del Sur y Abjasia hicieron imposible que la OTAN abriera una base militar en Georgia.
Irán, el socio interesado
Tampoco se puede ignorar el papel de Irán, donde vive una numerosa minoría azerbaiyana, que algunas fuentes cifran en unos 20 millones de habitantes. Por ese motivo, Teherán mantiene una relación de socio con Armenia, uno de los pocos balones de oxígeno para la economía nacional debido al embargo turco.
Aunque se vio obligado a negociar con Ankara un alto el fuego en Siria, Teherán no ve con buenos ojos un incremento de la influencia turca en el Cáucaso, ya que teme que acabe provocando una sublevación entre la minoría azerbaiyana en el norte del país persa.