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Banca

La banca de las personas en el centro: un movimiento global para transformar las finanzas

La GABV es una red viva de más de 70 instituciones que utiliza el dinero como herramienta para mejorar la vida de las personas

La banca de las personas en el centro: un movimiento global para transformar las finanzas

En 2009, mientras el sistema financiero tradicional tambaleaba y la confianza en los grandes bancos se erosionaba, un grupo de entidades decidió unir fuerzas para mostrar que una forma de hacer banca más justa, inclusiva y sostenible no solo era deseable, sino que ya existía. Así nació la Global Alliance for Banking on Values (GABV), una red internacional de bancos que llevaban años trabajando con principios éticos, pero que hasta entonces lo hacían de forma aislada.

El objetivo no era empezar de cero, sino amplificar una práctica real que necesitaba más visibilidad, coherencia y colaboración global. La crisis financiera, lejos de ser el origen, fue el contexto que puso en evidencia la urgencia de una transformación profunda del sistema bancario, y dio a estos bancos la oportunidad de presentarse como una alternativa concreta y creíble.

Las primeras semillas de este movimiento se habían sembrado mucho antes, en lugares tan distintos como Perú, Bangladesh y los Países Bajos. Lo que unía a esas entidades no era el modelo de negocio, ni el mercado, sino una misma convicción: que las finanzas pueden —y deben— estar al servicio de las personas y del planeta.

Hoy, la GABV es una red viva de más de 70 instituciones en 45 países que gestionan colectivamente más de 265.000 millones de dólares y acompañan a más de 50 millones de personas. Lo que las une no es el tamaño, ni el tipo de servicios financieros que ofrecen, sino una filosofía compartida: utilizar el dinero como herramienta para mejorar la vida de las personas y cuidar del planeta.

Este enfoque se conoce como banca con valores y se basa en seis principios que convierten la actividad financiera en una fuerza regeneradora: compromiso con la triple sostenibilidad (social, ambiental y económica), apoyo a la economía real, cercanía con los clientes, resiliencia a largo plazo, transparencia radical y una cultura organizativa centrada en la integridad y el bien común.

Lejos de los modelos especulativos, los bancos miembros de la GABV financian proyectos de la economía real, que generan impacto tangible en las comunidades, en ámbitos tan diversos como la vivienda asequible, la inclusión financiera, las energías renovables o la alimentación sostenible. Y lo hacen con una visión de largo plazo, creando relaciones duraderas y de confianza con las personas a las que sirven.

Uno de los elementos más poderosos de esta red es el aprendizaje mutuo. En contextos tan diversos como los microcréditos en Kirguistán, la banca comunitaria en Canadá o la inclusión financiera en Bolivia, los miembros de la GABV comparten conocimientos, retos e innovaciones, inspirándose mutuamente para avanzar.

Un punto de encuentro clave es la reunión anual, que se celebra cada año en un país diferente. En marzo de 2025, tuvo lugar en Uganda, organizada por Centenary Bank, la mayor institución de microfinanzas del país, con más de 3 millones de clientes. Este evento fue una oportunidad para visibilizar cómo la banca puede ser una herramienta de empoderamiento económico en África, integrando además la sostenibilidad como eje estratégico.

Más allá del evento anual, la GABV impulsa espacios de formación e intercambio continuo. Un ejemplo reciente fue la serie de seminarios organizados tras el interés generado por una ponencia sobre inteligencia artificial aplicada a la banca con valores. En ellos, se exploraron formas de incorporar tecnología de manera ética, al servicio de las personas y el medio ambiente.

En un mundo que exige nuevas respuestas a viejos problemas, la banca con valores aporta ejemplos reales y viables para transformar el sistema financiero. Con una red en expansión, principios sólidos y una práctica demostrada, la GABV está liderando un cambio que ya inspira a otros actores del sector. 

No son fórmulas mágicas, sino decisiones cotidianas que parten de una pregunta sencilla: ¿para qué —y para quién— sirve la banca?

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