Todo lo que creíamos saber sobre la memoria es falso
A menudo lamentamos nuestra mala memoria cuando olvidamos la fecha del aniversario con nuestra pareja o el año exacto en el que se produjo esta guerra o la otra, condenándonos al fracaso en el examen decisivo.
A menudo lamentamos nuestra mala memoria cuando olvidamos la fecha de cumpleaños de nuestra pareja o dónde dejamos las llaves de casa la noche anterior. Sin embargo, la memoria no solo es el elemento que nos saca de apuros o nos mete en ellos, sino el recurso a través del cual cobramos conciencia sobre nosotros mismos. Porque los seres humanos construimos nuestra vida a partir de nuestros recuerdos.
Este es el motivo por el que un estudio realizado en Japón es tan importante; sienta las bases de una revolución sobre cuánto conocemos sobre el funcionamiento de nuestra mente.
En la actualidad sabemos que nuestro cerebro se divide por áreas y que cada una de ellas cumple con una función, como el almacenamiento de información. Y partiendo de este punto caminamos entre incertezas. Hasta la publicación de este estudio, creíamos que era el hipocampo el encargado de la memoria a corto plazo, mientras que de la corteza prefrontal dependía la memoria a largo plazo. Esta tesis se dio por válida después de que en 1953 una operación de lobotomía para curar la epilepsia de un paciente llamado Henry Molaison tuviera como efecto colateral una incapacidad para retener nuevas informaciones, aun manteniendo intactas las adquiridas tiempo atrás. La explicación que dieron los científicos fue que el hipocampo del paciente se vio dañado por la operación, pero que el córtex prefrontal seguía indemne y que esa era la razón por la que solo se había alterado la capacidad para memorizar datos nuevos.
Durante más de medio siglo, los expertos creyeron que los recuerdos inmediatos se transferían desde el hipocampo hasta la corteza prefrontal y que era ahí donde se almacenaban. Ahora, una investigación del Instituto Riken, en Tokio, en colaboración con el MIT, ha encontrado pruebas suficientes como para poner en entredicho esta teoría.
Las conclusiones del estudio, publicadas en la revista Science, se han confirmado en las pruebas con ratones y se espera que puedan trasladarse a otros mamíferos, incluidos los seres humanos.
De hecho, este mismo equipo de investigadores fue capaz de identificar en 2012 neuronas involucradas en el almacenamiento de recuerdos concretos. Una vez hallaron estas células, crearon un mapa con los circuitos que se activaban al recordar. En otro estudio, más moderno, los científicos experimentaron una técnica con personas mayores, ya octogenarias, en la que estimulaban neuronas concretas para observar las áreas del cerebro que se activaban al hacerlo.
En esta ocasión, los científicos liderados por Takashi Kitamura han demostrado en ratones que los circuitos de la memoria transcurren simultáneamente en el hipocampo y en la corteza prefrontal.
Algunos científicos, como Kitamura, aseguran que esta investigación confirma la teoría de la conciencia de orden superior
Este hallazgo podría ser fundamental para el tratamiento de enfermedades relacionadas con la memoria. Además, en términos potenciales, podría cambiar incluso nuestra idea de cómo funciona el cerebro humano. De acuerdo con algunos expertos, entre los que se encuentra Kitamura, el estudio confirma la teoría de la conciencia de orden superior. Según ésta, los humanos son conscientes de sus experiencias cuando un estado mental superior hace una representación de las mismas.
Existe un ejemplo que ilustra bien esta idea. Si pierdes un reloj que te ha regalado un familiar, te sientes mal en el momento mismo de la pérdida. Sin embargo, con el paso del tiempo, vas olvidando ese dolor. Hasta que llega un día en el que te sucede algo que te conduce de nuevo hasta ese recuerdo y vuelves a sentirte mal. La conciencia de esa pérdida es el pensamiento de orden superior. Parece un asunto complejo, pero es de una importancia capital. Se trata de descubrir cómo funciona nuestra mente, la región más misteriosa de nuestro cuerpo.