Kesha entona el 'Me Too' en una aplaudida actuación en los Grammy
La cantante y activista Kesha no recogió ningún premio en los premios Grammy, aunque no hizo falta. Su actuación fue trascendente y se llevó el aplauso de todos. La gala de los Grammy no estuvo tan marcada por reivindicaciones feministas como otras, como por ejemplo en la última edición de los Globos de Oro, aunque si ha guardado un hueco para denunciar el acoso y apuntarse al movimiento #MeToo es seguramente gracias a la artista californiana.
La cantante y activista Kesha no recogió ningún premio en los premios Grammy, aunque no hizo falta. Su actuación fue trascendente y se llevó el aplauso de todos. La gala de los Grammy no estuvo tan marcada por reivindicaciones feministas como otras, como por ejemplo en la última edición de los Globos de Oro, aunque si ha guardado un hueco para denunciar el acoso y apuntarse al movimiento #MeToo es seguramente gracias a la artista californiana.
Mientras que en los Globos de Oro las actrices decidieron vestirse de negro para visualizar el movimiento Time’s Up, que lucha contra el acoso sexual en la industria del cine de Hollywood y en otros sectores, en la presente edición de los Grammy las cantantes decidieron usar como accesorio una rosa blanca para mostrar su apoyo a esta lucha. Artistas como Miley Cyrus, Lady Gaga, Lana del Rey, Rita Ora o Pink las lucieron en la alfombra roja.
Más allá de este mero gesto simbólico, Kesha dedicó su emotiva actuación íntegramente al movimiento que denuncia el acoso sexual a las mujeres. La cantante, acompañada por muchas compañeras de profesión -desde Camila Cabello a Julia Michaels, pasando por la laureada Cindy Lauper-, se subió al escenario para interpretar Praying, una canción compuesta por ella misma y que aparece en su último álbum de estudio, Rainbow (2017).
La actuación, que destaca por la sororidad que representa ese último abrazo entre las mujeres que están en el escenario, cobra aún mayor importancia si enmarcamos la canción interpretada en el tiempo en que fue escrita. Desde 2014, Kesha vive una batalla legal contra su exproductor, Dr. Luke, que fue públicamente acusado por la cantante de abusos sexuales, físicos, verbales y emocionales, algo que el productor ha negado categóricamente.
Praying fue escrita entonces, durante un ingreso en una clínica de rehabilitación, como relato de su experiencia como víctima de acoso. Ahora ha elegido el altavoz global que supone el escenario de los Grammy, los premios de la música popular más relevantes y seguidos del mundo, así como un momento de denuncia muy propicio, para deshacerse de los fantasmas que supuso esa experiencia para ella.